N.165 Octubre – Diciembre 2012 Tishrí – Kislev 5773

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La puerta abierta
¿Qué habrían dicho nuestros antepasados de haberse enterado de que España, el mismo país del que fueron expulsados tras siglos de persecuciones, abre hoy sus puertas a los judíos sefardíes que quieran tener su nacionalidad? Esta noticia corrió como pólvora a finales del 2012 y hubo muchos sentimientos encontrados: el reconocimiento de que el pueblo judío es un miembro amputado de la nación hispana, que ahora reclama a sus hijos volver al suelo ibérico; y por otro, la aversión que algunos sintieron por este anuncio hecho a destiempo, cuando ya los judíos no necesitamos la buena pro de los reyes, y mucho menos cuando ya existe un país, Israel, donde se nos garantiza, a nosotros y a nuestros correligionarios askenazíes, el libre ejercicio de nuestro judaísmo, sin dar explicaciones y sin andar justificándose ante las mayorías que no nos entienden.
En la maraña de nuestros sentimientos encontrados, debemos decir que la puerta abierta del solar ancestral es también un acto de reciprocidad al amor de cinco siglos que los sefardíes hemos sentido no por España como país concreto, sino por la hispanidad como nación espiritual, como Edén perdido que nos da sentido de identidad; pero que no necesariamente es un lugar físico, ni un gobierno, ni un pasaporte.
Nos encontramos, pues, ante el dilema de las identidad fragmentaria judía, que tiene los pies aquí, la cabeza allá y el corazón más allá, de lo que dan razón nuestros amigos y familiares que han hecho aliá y que una vez instalados empiezan a tener los pies allá, la cabeza y el corazón apuntando hacia el país donde nacieron.
Naturalmente, la España de 2013 no es la misma del 1492. Es un país que ha hecho de la cultura judía objeto de programas gubernamentales para su recuperación, promoción y divulgación, y en ese país se han reasentado comunidades judías que hoy están en pleno crecimiento y desarrollo, a pesar de que la población española guarda muchos de los prejuicios históricos que posibilitaron en su momento la expulsión, aunque, es justicia decirlo, el sistema de libertades democráticas y el respeto de los Derechos Humanos han moderado las posiciones y han limitado las acciones de quienes pretenden agredir a los judíos que ahí viven.
Desde el Centro de Estudios Sefardíes de Caracas apreciamos el gesto que el gobierno español ha tenido para con nuestros hermanos; aunque también, nuestras oraciones apuntan a que haya paz en Israel y Venezuela; y que nuestros gobiernos, en este año de 2013, reanuden sus relaciones, para que todo el pueblo judío, no solo una parte, pueda disfrutar de aquel intercambio rico y nutriente de información, cultura, gente y buenos deseos que había entre nuestros dos países.
Índice
MUSEO SEFARDÍ realizó un Encuentro entre poetas
CESC inició CÁTEDRA DE POESÍA JUDÍA en la UCV
Se creó la Fundación ISAAC CHOCRÓN
SHÉMESH es condecorado con el Botón de oro
Los jóvenes se reunieron para HABLAR DE TORÁ
Todos los sefardíes tendrán acceso a la NACIONALIDAD ESPAÑOLA
40 AÑOS de la Federación Sefaradí Latinoamericana
FESELA A LOS 40 AÑOS de su fundación: ideario, logros y retos*
LA DIÁSPORA SEFARDÍ en el Nuevo Mundo
EL CEMENTERIO JUDÍO más antiguo del Caribe está desapareciendo
Centro Mundial del PATRIMONIO JUDIÓ DE AFRICÁ DEL NORTE
CEUTA ayudó a judíos a salir de Marruecos
Un documental sobre éxodo de los JUDÍOS MARROQUÍES crea controversia
FERNANDO «el Judío» de Aragón e ISABEL «La Catolina»
LA CANCIÓN BÁQUICA DE LA BORRACHA en las tradiciones orales hispánicas
ARQUEÓLOGOS DE ISRAEL descubren antiguo templo de la monarquía de Judea
LOS SEFARDIM DE INGLATERRA
LOS JUDÍOS DE SICILIA
RITA LEVI MONTALCINI murió en Roma a los 103 años
UN ALMA INDIA que anhela a Sion
LOS BENEI MENASHÉ volvieron a casa
Inisiativa de establesimiento del Instituto de ESTUDIOS SEFARADIS
Poesía

N.164 Julio – Semptiembre 2012 Tamuz – Elul 5772

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Las palabras

Como religión abstracta que es, el judaísmo tiene su centro gravitacional en la palabra: no solo porque por medio de ella Di-os creó el Mundo, sino que mediante ellas el hombre se comunica con Él. En todo caso, las palabras tienen un carácter transformador en la vida judía: se considera que hay palabras que crean y hay otras que destruyen; unas que bendicen y otras que maldicen; unas que generan la paz y otras, la guerra.

En estos momentos que nos toca vivir en Venezuela y el Mundo, las palabras que pronunciamos y sobre todo las que escribimos —ya en papel, ya, y sobre todo, en el mundo cibernético— son responsables de contaminar o de descontaminar el entorno enrarecido de un mundo susceptible al insulto, la mentira, la manipulación, la descalificación, el odio y la maledicencia. Los medios de comunicación sirven de cajas de resonancias de estos discursos corrompidos y corruptores que nos han hecho olvidar la cortesía como estándar de intervención en el ámbito público, y con ella algunos valores como el respeto y la decencia, esenciales para que la paz se respire día a día.

Los judíos sabemos que las palabras no son inocentes: cuando nuestros padres nos advertían de no hacer del lashón hará nuestra forma natural de expresión, más allá de los planteamientos supersticiosos de algunos, nos lo decían por la necesidad de construir un mundo libre de malos sentimientos, que ellos llamaban «ángeles malvados». Ahora vemos con claridad cuánto daño hace un discurso, sobre todo si es público, lleno de improperios. De alguna manera, cada maldición lanzada al voleo crea odio y división, y abre las puertas para que el mal y la guerra entren a sus anchas. Así sucedió en la Alemania nazi, donde el verbo desmesurado de su líder llevó a la locura a una parte de la población que se lanzó en contra de nuestros correligionarios europeos hasta lograr prácticamente su desaparición.

Más recientemente, en Ruanda pasó algo similar, donde desde las alturas del poder se incitaba a una parte de la población a ir contra otra, con el supuesto de que se trataba de «cucarachas» que debían ser exterminadas. En la batalla verbal, los ciudadanos conscientes de que la malas lenguas pueden provocar tragedias, deben dar el primer paso en la construcción de la paz y moderar el lenguaje para no insultar ni devolver el insulto al prójimo, de forma tal de neutralizar el odio que estas palabras conllevan.

El Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, uno de los órganos culturales de la Asociación Israelita de Venezuela, con estas palabras quiere hacer un llamado a nuestros conciudadanos para que cultiven la paz, la convivencia pacífica, la tolerancia, el respeto y la democracia mediante el buen decir, a utilizar la lengua en función del progreso de los seres humanos y no para su degradación, y con estas palabras les deseamos un año 5773 de armonía y muchas buenas cosas para decir.

Índice
Jesús “Chúo” Torrealba recibe Premio Moisés Sananes
Asociación Israelita de Venezuela instala comisión electoral
Museo Sefardí inauguró exposición titulada Presencia judía en el arte venezolano
Asociación Internacional de Críticos de Arte premia al Museo Sefardí de Caracas
Elaboran dulces kasher en la AIV para eventos religiosos
Un Nobel para SERGE HAROCHE
Tesoro de Preceptos donde se encierran Las joyas de los Seys cientos y treze Preceptos que encomendó el Señor a su Pueblo Israel
La Nación imaginaria de los escritores judíos latinoamericanos –II parte-
¿Quién fue David Curiel?
La Pascua de SUCCOT en Israel
La judería o mellah de Tetuán
Justicia para el restaurador de la comunidad judía de Portugal
No so komo las de agora: las cantigas judeoespañolas en el siglo XXI

N.163 Abril-Junio 2012 Nisán-Siván 5772

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EL NÚMERO 13

Si bien dentro de cultura popular, al número 13 se le adjudica un halo de mala suerte, en la tradición judía de la Cábala, mediante la guematria, este conlleva un significado altamente positivo. Así, el 13 representa dos valores sumamenteimportantes dentro de esta tradición mística: Ajady Ahavá, es decir uno y amor.

Si hacemos las cuentas ajad y, ajaba, donde (A) = 1, ח(j) = 8, ד(D) = 4 y א(A) = 1,ה(H) = 5, ב(B) = 2, ה(H) = 5; total común = 13. Esto implicaría que existe una relación entre Di-os (representado por el uno) y el amor, expresado como la relación de Él con su pueblo. De ahí que el 13 sea un número importantísimo dentro de la religión judía, tanto que es la edad de la iniciación de los jóvenes a la vida religiosa, que formalmente comienza con el bar mitzvá, que no es otra cosa sino la confirmación de la alianza del judío con Di-os, es decir, otra forma de expresar el amor.

Consciente o no de esto, la Asociación Israelita de Venezuela, mediante su Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, quiso hacer un acto de amor para la comunidad (expresada con un todo, y no por parcelas) mediante la décimo tercera Semana Sefardí de Caracas, que con el sugestivo título de «De sabores, decires y cantares», puso en el tapete de la cartelera cultural de la ciudad la herencia de la que nos enorgullecemos todos. La intención del CESC fue darles a todos y cada uno de los interesados en la cultura judía de tradición española un momento de encuentro, de reflexión, de solaz. Los actos que se planearon tuvieron como objetivo acercar a diferentes públicos: interesados en gastronomía, en literatura, en lingüística, en las tradiciones, en la religión y en la música.

Fue concebida, además, como una excusa para que nuestros connacionales gentiles compartieran con nosotros nuestra herencia, que in lato sensu también es la de muchos de ellos, porque en lo hispánico hay mucho de judío y en lo judío hay mucho de hispánico. También fue un momento de fiesta con nuestros hermanos askenazíes, para quienes la cultura sefardí es cada más cercana, de la misma forma en que el yidishkait ha entrado a formar parte de nuestro propio entorno.

Este Semana Sefardí, que con mucho cariño se la dedicamos a la memoria de Isaac Chocrón y de Moisés Serfaty Serfaty, es una prueba de amor, puesto que con los pocos recursos con los que contamos en estos momentos en la comunidad judía, se puso el doble de esfuerzo para que todos, como una gran unidad, pudiésemos celebrar nuestra judeidad.

Índice
DE SABORES, DECIRES Y CANTARES
Discurso de apertura de la XIII Semana Sefardí

N.162 Enero – Marzo 2012 Tévet – Adar 5772

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La familia elegida

Rompiendo su estilo tradicional, la revista Maguén-Escudo, tal como lo prometimos la edición pasada, se presenta en esta oportunidad con un tema único: la vida y obra de Isaac Chocrón Z’L (1930-2011), el escritor judeovenezolano más universal y el primero que llevó a la escena nacional el tema del judaísmo, aun desde la visión de este hombre: laica, cosmopolita, en crisis, desde el desarraigo.
A lo largo de las páginas de la presente edición de nuestra revista, esperamos que el lector desenmarañe, de la mano de analistas, periodistas y estudiantes de la cátedra de Literatura Judía, de la escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, auspiciada por la Asociación Israelita de Venezuela, aquellos textos de Chocrón que describieron la cosmovisión de la familia judía asentada en el país.
Las incidencias biográficas de Chocrón lo hicieron refugiarse en sus amigos, con los que se sentía a gusto, y a quienes terminó llamando «la familia elegida». Mediante sus escritos, los lectores entramos en su intimidad, donde se revela con sus afectos, sus defectos y sus efectos, y con un estilo seductor –mezcla de ironía, extrañamiento, desesperación, con un lenguaje limpio, preciso y reflexivo– logre el aventurero que se adentra en sus páginas asuma sus personajes –que todos son el mismo Chocrón– también como parientes queridos. La transparencia con la que este escritor se nos mostró en vida lo vuelve entrañable a quienes seguimos sus novelas y obras de teatro. De ahí, la conmoción que dejó su desaparición física en noviembre del año pasado.
La herencia de Chocrón, cristalizada en la sala de lectura que se instaló en el Museo Sefardí de Caracas Morris E. Curiel, aún está por descubrirse: sus manuscritos esperan a los investigadores, a los que quieran conocer su pensamiento, su obra, su legado a las letras hispánicas de América, a las letras judías de la Diáspora.

Índice
Homenaje a Isaac Chocrón
El adiós a nuestro Chocrón
Una semblanza de Chocrón
Isaac Chocrón, comunitario
Las identidades de Isaac Chocrón: a propósito de Rómpase en caso de incendio
Animales feroces: comentarios a la obra teatral de Isaac Chocrón
ISAAC CHOCRÓN: de Animales feroces a Tap dance, un ciclo dramático
Lo personal como pérdida
ISAAC CHOCRON: el ecuménico que alimenta los pájaros
La última entrevista