Por Néstor Luis Garrido
*Entre el 14 y el 20 de marzo, la comunidad judía se concentró en seguir los pasos de la Inquisición en América Latina y descubrió cómo la persecución tiene aún secuelas en los diferentes países del continente.
Con la recuperación de los nombres de cuatro venezolanos procesados por la Inquisición en los tiempos de la colonia, la XII Semana Sefardí de Caracas cumplió con uno de sus objetivos: no sólo hablar de la Inquisición, sino conocer las heridas en el país y entender cómo éstas aún hoy tienen repercusiones en nuestra forma de ver la vida.
La semana se inició con un homenaje al doctor Moisés Garzón Serfaty por su dilatada labor como director fundador y editor de la revista Maguén – Escudo, en 37 años de labor, que lo llevaron a la publicación de 150 números, lo que se considera una hazaña para este tipo de revistas.
En el acto estuvo presente el presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura
Sefaradí, el doctor Mario Eduardo Cohén, quien disertó sobre la presencia de los criptojudíos
(personas que aparentaban ser cristianas cuando en realidad eran israelitas) en las colonias
americanas, desde México hasta la Argentina.
Cohén le entregó a Garzón un placa en acrílico en la que se le reconoce el tesón y el amor con que el escritor judeovenezolano se ha dedicado a preservar la cultura judía en las páginas de Maguén – Escudo, en un acto que fue una réplica al que se realizó en Buenos Aires al que Garzón no pudo asistir, y en el que también se reconoció la trayectoria de la publicación Akí Yerushalayim.
En el acto inaugural, moderado por Alberto Moryusef, se oyeron intervenciones tanto de la directora del Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, Míriam Harrar de Bierman, como del presidente de la Asociación Israelita de Venezuela, David Benzaquén Murcián, ambos anfitriones de la XII Semana Sefardí.
Como parte del homenaje a Garzón, se presentó un vídeo de cinco minutos, producido por Miguel Peña Samuel, con el que se rindió un homenaje audiovisual a la revista Maguén – Escudo, cuyos ejemplares más significativos fueron dispuestos en vitrinas en el salón Elías Benaím Pilo de la AIV, sede del acto.
Eu sou marrano
El lunes 15 de marzo, en el teatro de la Asociación Cultural Humboldt, de San Bernardino se presentó la película “La estrella oculta del Sertón”, de Elaine Eiger: un documental que cuenta la historia de una decenas de brasileños de la zona del noreste de ese país que han descubierto sus raíces judaicas.
La película estuvo precedida por la exposición del profesor Néstor Garrido, quien brevemente contó la historia de los judíos en Portugal y su conversión forzosa en el año 1506, hecho que produjo el fenómeno del marranismo lusitano, es decir, de la práctica oculta del judaísmo por parte de quienes el Estado portugués consideraba cristianos.
Garrido igualmente discurrió sobre los efectos en la religión que practicaban los marranos y de la emigración forzosa a otros países europeos o norafricanos, cuando no se veían impelidos a residenciarse en Brasil.
En la película de Eiger –enviada especialmente desde San Pablo por la profesora Anita Novinsky, quien estaba pautada originalmente para presentarla; pero quien no pudo venir a Caracas– se cuenta las historia de varios descendientes de anusim que, tras descubrir su origen, decidieron emprender el camino al retorno al judaísmo, el cual no ha sido expedito.
Debido a los comentarios que ha generado este filme, éste se volverá a proyectar en una actividad conjunta del CESC y el Espacio Anna Frank, cuya fecha de proyección se anunciará oportunamente.
Judaizantes en Panamá
La grata presencia del doctor Alberto Osorio Osorio, miembro de la Academia Panameña de la Historia, fue oportuna para la presentación de sus libros Carta informe de 1649 al Inquisidor de Cartagena de Indias y Judaizantes en Panamá Colonial.
El acto de presentación de ambos trabajos tuvo lugar en el Centro Cultural Brief Kohn de Hebraica, y contó con la participación de Sylvia Albo en la presentación de este escritor, un colaborador ferviente de la revista Maguén – Escudo, y un estudioso exhaustivo de la herencia judía en su país.
En la presentación de su libro, Osorio Osorio disertó sobre el impacto de la Inquisición en el istmo, y de cuáles eran las características religiosas de los hombres y mujeres que debieron permanecer en silencio y tratando de no llamar la atención sobre sus prácticas religiosas. Contó la historia de un sacerdote que judaizaba en secreto y que fue descubierto por la Inquisición por el hecho de almorzar antes de la celebración de la misa.
Asimismo, Osorio rescata los nombres de los procesados por la inquisición cartagenera, como
una manera de rendir homenajes a estos mártires.
Inquisición en Venezuela
Uno de los momentos más interesantes fue la presentación del doctor Pedro Vicente Sosa
Llanos en la sede de la AIV, quien ahondó en la actuación de la Inquisición en lo que actualmente es el territorio venezolano.
Tras la introducción y presentación del ponente, realizada por Elsie Benoliel, el doctor Pedro Sosa Llanos explicó las motivaciones que indujeron a los reyes españoles para establecer la Inquisición en sus territorios. Luego pasó a detallar cuál era la estructura del Santo Oficio en tierras americanas y cuáles eran los «delitos» que perseguían, como por ejemplo, bigamia, herejía, brujería, sodomía y, naturalmente, judaización.
El momento estelar de su exposición, que se realizó a manera de amena tertulia, fue cuando
reveló los cuatro casos de judaizantes condenados que él estudio en los archivos de la Inquisición en España: los de Antonio Estévez (El Tocuyo), Luis Méndez de Chávez (Barcelona), Benito Henríquez (Caracas) y Miguel Fernando de la Vega (Maracaibo). Sosa aseguró que éstos no necesariamente son todos los casos venezolanos, pero sí de los que se consiguieron documentación, pues algunos de los papeles del Santo Oficio se perdieron cuando un baúl entero cayó al mar con otras historias adentro.
El CESC está planificando una nueva presentación del doctor Sosa Llanos, debido al interés suscitado por la presentación de este estudio en el seno de la comunidad judía de Caracas.
Un fin de semana en ladino La XII Semana Sefardí de Caracas continuó el viernes con los rezos de Shabat, que incluyeron el rezo de Arvit en la Sinagoga Tiféret Israel del Este el viernes por la noche, la lectura de la haftará en ladino a cargo de Samuel Anidjar, en la sinagoga Tiféret Israel, y con el shiur del rabino Avi Amshelem de nuevo en la sinagoga del Este. La noche del sábado 20, en el salón Jerusalem Flora y Simy Murcián del Centro Social, Cultural y Deportivo Hebraica, se presentó el cantante español Paco Díez, quien en su concierto denominado Sueños de Sefarad no sólo se adentró en el cancionero de los judíos del Levante y del Norte de África, sino que fue explicando cada una de las piezas, que acompañó con instrumentos tradiciones como la zanfona, la guitarra y el mandolín.
Los cantos judeoespañoles de Díez estuvieron precedidos por sendos discursos del embajador de España en Venezuela, don Dámaso de Lario Ramírez, y de la presidenta del CESC, Míriam Harrar de Bierman. En ambos casos se realzaron el significado que tuvo y tiene para la península Ibérica la presencia de los judíos durante mil quinientos años, y el valor de las comunidades sefardíes en la preservación de la memoria y de la cultura hispánica.
Al acto asistieron, además de las autoridades de la Asociación Israelita de Venezuela, algunas personalidades de la comunidad judía en general y, en especial, de la embajada española en Venezuela, como la agregada cultural Lucía Chicote, el cónsul general Bernabé
Aguilar y el asesor cultural José I. Palacios.
La Semana Sefardí de Caracas es una actividad que regularmente se celebra cada dos años, y su objetivo es mantener vivo en Venezuela el interés por el pasado y el presente de la judería de origen español y su cultura.
La duodécima edición estuvo patrocinada por la embajada de España, el Museo Sefardí de Caracas Morris E. Curiel, la Universidad Católica Andrés Bello y la Asociación Israelita de Venezuela, además de una serie de individualidades que aportaron generosamente recursos
para su realización.
El comité organizador estuvo integrado por Sylvia Albo, Elsie Benoliel, Amram Cohén Pariente, Víctor Chérem, Sonia Chocrón, Néstor Garrido, Míriam Harrar, Abraham Levy Benshimol, Fernando Yurman y la colaboración de Alberto Moryusef, Alberto Botbol y la señora Yulaska Piñate