Por Natán Naé
El domingo 3 de abril se celebró en la capital de la isla balear de Mallorca la I Jornada Internacional de Chuetas, que trató sobre la actualidad de este grupo humano, descendientes directos de los judíos que se convirtieron al catolicismo ante del Edicto de expulsión de 1492.
Los chuetas sufrieron discriminación y persecuciones, incluyendo la hoguera, durante cuatro siglos debido a su origen judío. Incluso, se supo que durante la II Guerra Mundial, Hitler solicitó al gobierno de Franco un censo de este grupo, y ante la sospecha de que sería usado para llevarlos a los campos de exterminio, los funcionarios encargados de llevarlo a cabo exageraron el número de chuetas (vocablo que en catalán significa chuleta) y eso hizo desistir al gobierno español.
El escritor Miquel Segura escribió a propósito de las jornadas: «Si algo demostró es que existen chuetas que, como yo (…)se niegan a ser “catalogados” como material de archivo. Las personas que vi -y con las que conviví en un día inolvidable- en el Centre Flassaders sienten a partes iguales el dolor por la ignominia sufrida y el orgullo de pertenecer al pueblo judío. No todos son religiosos -aunque se habló mucho de judaísmo- pero, cada uno a su manera, se siente parte de un pueblo que, hoy como ayer -como siempre-, sufre el ataque de la intolerancia».
Los chuetas están re-tornando a sus raíces, y para ello en la actualidad cuentan con un rabino y apoyo de organizaciones israelíes.