Judíos con ideales bolivarianos, Por Gerardo Dorante

Por Gerardo Dorante

En la rica biblioteca de Mordechai Ricardo, Simón Bolívar pasa días enteros consultando libros y documentos hasta escribir el Manifiesto de Cartagena. David Castillo Montefiore, también judío de Curazao, fue uno de los importantes financistas de la guerra de Independencia y Joshua Naar le hacía llegar dinero a Bolívar, por intermedio del Almirante Brión.

Ya en 1818, Joseph Curiel, quien años más tarde sería uno de los fundadores de la comunidad judía de Coro, se presentó ante Bolívar en Angostura, para ofrecerle el apoyo de los judíos del Caribe, hecho que no se limitó al aspecto económico, ya que en la guerra de Independencia intervinieron, como militares activos, Benjamín Henríquez, nacido en la isla en 1784, quien participó en la Campaña Admirable y en la expedición

de los Cayos. En 1816 fue enviado a Curazao por Simón Bolívar con el fin de reclutar hombres para el ejercito patriota y trabajó activamente por la independencia de Venezuela, por lo que fue detenido; posteriormente fue dejado en libertad por petición del Consejo de la isla y enviado al exilio por considerarlo el gobierno insular persona peligrosa. De regreso a Venezuela se incorpora al ejército del libertador y en 1818 fue ascendido a teniente coronel. Samuel Henríquez fue otro judío que alcanzó el grado de capitán.

Durante toda la guerra de independencia, los comerciantes de Curazao, incluyendo a los judíos, jugaron un papel importante en el suministro de armas y pertrechos a los ejércitos patriotas.

Luego de una larga y cruenta guerra, la independencia de Venezuela quedó sellada en el campo de Carabobo el 24 de junio de 1821. El gobierno de la naciente república hubo de enfrentar el construir el devastado país, repoblar los vastos espacios de su geografía y normar la nueva legislación de acuerdo con los principios de igualdad y justicia, dones preciados por los cuales dieron sus vidas nuestros libertadores. Ese mismo año, en agosto específicamente, el nuevo gobierno bolivariano decretó la abolición de la Inquisición. La libertad religiosa fue garantizada posteriormente en 1830, al modificarse el artículo 22 de la constitución vigente hasta ese entonces.

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