EDIRNE Y SU COMUNIDAD JUDÍA a finales del siglo XIX, Por Erol Kaher

Por Erol Kaher

Edirne (Adrianópolis) es una ciudad en los Balcanes en la República Turca, localizada en la confluencia del río Meriç y sus dos principales tributarios, el Tunca y el Varda. La localidad tenía una población de 99 mil en 1901, compuesta por 40 mil turcos, 6 mil albaneses, 30 mil griegos, 10 mil búlgaros, 9 mil judíos y 4 mil armenios. La vida pública judía se organizaba alrededor de subcomunidades, trece en total, cada una con su propia sinagoga. La primera era la Poli Yashán, que pertenecía a los romaniotas de origen bizantino.

Había dos de origen askenazí europeo, llamadas Budún de Hungría y Küçük Alman o comunidad de origen alemán, formada con inmigrantes de Alemania y Francia que llegaron allí durante siglos. Las otras diez estaban integradas por el exilio sefardí, cada una con nombres de las regiones de donde habían salido:

Toledo, Córdoba o Cataluña. Según las fuentes judías, había 12 mil judíos en Edirne en 1873 y 17 mil en 1902. Esta cifra alcanzó su cima de 20 mil en 1912 en vísperas de la primera guerra de los Balcanes.

La comunidad sefardí elegía a su propio rabino en jefe y lo mismo los autóctonos de Edirne. De hecho, entre 1722 y 1902 había dos de ellos oficiando simultáneamente, con uno representando a siete de las 13 subcomunidades y el segundo al resto. Los gobernadores provinciales informalmente reconocieron a ambos como cabezas de sus comunidades.

Estas elecciones era solo formales, pues había dos dinastías rabínicas que gobernaban en la ciudad: los Givret y los Behmoires, de cuya rama siempre provenían los rabinos mayores.

Estos rabinos tenían un papel dominante en la solución de los asuntos de sus comunidades. Ello se debe a que los miembros de las comunidades observaban la religión y muchos eran seguidores de las sagradas escrituras. Contra toda transgresión, el rabino mayor tenía un instrumento poderoso en sus manos, el jérem, que literalmente significa boicot. Los miembros del káhal podían aislar a una persona que se viera castigada con este, y no podía admitirse en ninguna sinagoga. Nadie, a excepción de su familia cercana, podía mantener contacto con estos, y lo peor de todo era que no podían ganarse la vida, pues nadie compraría sus productos o servicios, o darles empleo. Respetar al jérem no era imposible en una sociedad donde todo el mundo era observante. En tales colectivos esta amenaza era suficiente para generar una observancia religiosa estricta según el punto de vista del rabino mayor.

Asociaciones judías

La comunidad estableció, por primera vez en su historia, un consejo (Meclis-i-Cismani) para afrontar los asuntos mutuales. Durante los primeros años del siglo XX, este estaba compuesto por 36 miembros. Los hombres de más cierta edad que tuvieran empleo regular, escogían 33 de estos. Los otros tres eran los rabinos, incluyendo a los mayores. Un comité ejecutivo de siete integrantes, elegidos internamente, enfrentaba los asuntos diarios.

El más viejo de los dos rabinos mayores era designado ex officio por el Concejo Municipal de la ciudad como cabeza visible de la comunidad de Edirne. En este cargo tenía la autoridad de cuestionar todas las decisiones del concejo en materias donde hubiese intereses comunes con las diferentes miletos (grupos étnicos) que conformaban la ciudad, como por ejemplo proyectos de infraestructura, su localización y su presupuesto.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera década del XX, muchas asociaciones se establecieron y florecieron. E cada una de estas tres actividades principales emergieron con diferentes énfasis en cada una de ellas: bienestar, vida social y actividades intelectuales o ideológicas.

El Circlo Israelito se fundó en 1859. Su principal objetivo era alentar la formación de entes de beneficencia y el desarrollo de proyectos comunitarios. La elite adrianopolitana lo respaldaba. El Circlo Israelito cumplía con las funciones de coordinación de parte de la comunidad en cuanto a la ayuda social y actuaba cuando los miembros lo requerían como intermediario entre los individuos ante el consejo comunitario y la jefatura rabínica.

El club de la B’nai B’rith se estableció en 1911. Era una institución que ayudaba a los pequeños empresarios que habían sufrido pérdidas durante las guerras. Fundó y mantenía un orfanato, y canalizaba las donaciones para este.

El Circlo de la Fraternidad Skolar, también conocido como L’Association des Anciens Élèves D’Andrinople: esta asociación se estableció en 1902. Sus integrantes consistían en graduados de las escuelas de la Alliance Israélite Universelle.

Su objetivo era asistirlos en su desarrollo intelectual. Organizaba conferencias y participaba en acciones de beneficencia. Esta organización tenía una excelente biblioteca.

La Jevrat Dorshei Haskalá o Sociedad de los Progresistas se fundó en 1879. Su meta era divulgar las ideas del movimiento de la Haskalá (Iluminismo). En 1889 la sociedad contaba con doscientos miembros, que establecieron un salón de lectura, y se suscribieron a periódicos en hebreo, como por ejemplo Hamaguid, así como a publicaciones en yudezmo. La sociedad patrocinaba charlas sobre historia, geografía, ciencia y literatura, y promovía la enseñanza de la historia del pueblo judío.

La Jevrat Hapoalim (La fraternidad obrera) se conformó en 1883. Estaba integrada por artesanos de todo tipo, como sastres, zapateros, carpinteros, latoneros, reparadores de carretas, albañiles, plomeros, pintores de brocha gorda, lavanderos y cerrajeros. Su misión era representar los intereses de los judíos que hacían diferentes oficios en Edirne y sus relaciones con las autoridades gubernamentales y municipales, y ayudar a la jubilación de estos trabajadores.

Una variante de este organismo se estableció en 1909 para patrocinar actividades asociadas con el tiempo libre, como un teatro y una biblioteca.

Asociaciones sionistas: La entidad sionista más antigua de la ciudad es Macabi, que se fundó aproximadamente entre el año 1898, año del primer congreso sionista, y 1908, cuando se declaró la segunda monarquía constitucional otomana. La asociación regularmente se reunía los sábados para oír charlas sobre el sionismo. Durante los años de la ocupación, tras el fin de la I Guerra Mundial en 1918, las organizaciones de este tipo abrieron de forma patente. En 1921 había cuatro: Shivat Tzión (Retorno a Sion), Banot Tzión (Hijas de Sion), Tzeirey Tzión (Muchachos sionistas) y Benei Tzión (Hijos de Sion). Organizaban conferencias, tertulias literarias y bailes.

Vida intelectual de los judíos de Edirne Muchos de los de origen sefardí que se establecieron en el Imperio Otomano se aglutinaban en pocos centros urbanos y trajeron sus eruditos, que en la Península Ibérica estaban dispersos en muchas localidades. Estambul, Salónica, Edirne y más tarde Esmirna emergieron como las sedes de una vida cultural e intelectual muy rica. Con la disposición liberal del Estado otomano hacia los judíos, Edirne se convirtió en un lugar donde emergió una gran actividad intelectual. Algunos de los cultores más sobresalientes de la ciudad son los siguientes: Hekim Yakup fue el médico personal del sultán Mehmet II, el Conquistador, cuando Adrianópolis aún era la capital del Imperio. Además de su actividad profesional, puso a disposición de la corte sus habilidades diplomáticas. Con la caída de Constantinopla, se asentó allí y se hizo parte del gabinete del sultán.

Salomón Ibn Vega, quien vivió en Edirne durante la segunda mitad del siglo XV y el primer cuarto del siglo XVI, era rabino, juez e historiador, y se hizo ampliamente conocido por su trabajo sobre la persecución de los judíos en los países cristianos.

Yosef Caro vino a Edirne desde Toledo de joven y escribió parte de su libro Beit Yosef (La casa de José) en la que codificó la ley rabínica y todas sus interpretaciones y prácticas en todos los países. Un sumario del libro, llamado Shulján Aruj (La mesa servida) fue adoptado por todos los judíos del mundo como un manual sobre la práctica de la religión.

Música y prensa

Edirne era un centro de la música judía. Una coral se fundó en esta ciudad en el siglo XVII, que tuvo gran importancia al convertir a la ciudad en un centro para los escritores de himnos. Entre los más conocidos están Arón Isaac Hamón, conocido como Yahudi Hamón (el judío Hamón) en los círculos musicales turcos. Éste compuso música turca al estilo de las fraternidades derviches, aunque manteniendo algunas influencias temáticas ibéricas, lo que lo hizo único.

La primera imprenta hebrea del Imperio Otomano se estableció en Estambul en 1493 y fue seguida por Salónica en 1510, Edirne en 1554 y Esmirna en 1646. El Levante otomano emergió como uno de los principales centros de publicaciones judías, al editarse numerosos trabajos de judíos que vivían fuera del Imperio.

Educación

Las academias de Torá de Salónica, Edirne, Estambul, Safed y Jerusalén proveyeron de marcos institucionales para que los sabios pudieran discutir y debatir un amplio rango de temas profundamente enraizados en la cultura rabínica. Desde mediados del siglo XVII hasta la mitad del siglo XIX, Adrianópolis fue un centro de legislación rabínica que abarcaba todo el vilayeto de Edirne y más allá.

A mitad del siglo XIX, hizo irrupción una inteligencia en la escena, consistente en un grupito de personas educadas que pretendían limitar la religión judía en el papel que había tenido hasta entonces. El movimiento iluminista o Haskalá que estaba haciendo lo mismo en toda Europa los había inspirado; pero, el que estaba apareciendo en Edirne tenía un carácter nacionalista, que se expresaba en el renacimiento del hebreo como lengua de uso doméstico, y como vehículo de expresión de un pensamiento no necesariamente relacionado con la religión.

Uno de estos fue Yehuda Nehama, quien escribió en hebreo y ladino, produciendo biografías, poesía e historia. Se escribía con otros iluministas o maskilim de Europa, y creando un periódico en yudezmo, El Lunar (1865-66) destinado a educar a la gente. Tras él, las otras dos luminarias que siguieron la actividad en el tercer cuarto del siglo XIX fueron Yosef Haleví y Baruj Mitrani. Una generación posterior, apareció Avraham Danón.

Yosef Haleví era un maskil que empujaba el movimiento de la nueva escuela. Haleví era un judío húngaro que se residenció en Edirne durante varios años. Empezó su vida pública en la ciudad en 1859, al convertirse en el director del Talmud Torá de la congregación portuguesa. Paulatinamente introdujo reformas en su escuela, enseñando la gramática hebrea sistemáticamente e introduciendo la enseñanza del francés. Un grupo de reformistas giraban en torno a él.

Por su parte, Baruj Mitrani era estudiante de Haleví y estaba seriamente comprometido con el resurgir del idioma hebreo como lengua moderna. Combinó las ideas de la Haskalá con las de la religión y el mesianismo en una ideología que prefiguró algunos de los elementos del sionismo religioso. «Mitrani luchó por los métodos modernos de educación, fundó una escuela con este objetivo en Edirne, la Akedat Itzjak, y dedicó muchos años de su vida a la docencia. Escribió libros sobre la educación en hebreo y la gramática del yudezmo, fue columnista en periódicos judíos como Hamaguid (1859-1913) y Havatzelet (1863-1914) que se publicaban en Estambul.

También escribió poesía». Avraham Danón: una última figura, a quien el título de «Gigante» le hizo justicia, es este hombre que nació en 1857 y perteneció a una dinastía rabínica muy importante en la ciudad.

Danón comenzó su vida pública en 1878, un año después de la anteriormente mencionada Jevrat Dorshei Haskalat. Tradujo los poemas de Virgilio, Hugo y Saadi… y el trabajo del historiador judío Reinach, Histoire des Juifs, al hebreo y publicó su versión con comentarios extras propios con el título Toldot Benei Avraham (La historia de los hijos de Abraham, Pressburg 1897). Muchos de sus textos versan sobre el folclore de los judíos de origen español, y en hebreo contó la historia de estos.

Periódicos

En una índice sobre la bibliografía de periódicos y semanarios en hebreo y ladino publicados en el Imperio Otomano, un periódico y tres revistas de Edirne se mencionan.

Sus contenidos se presentan a continuación:

Yosef Daet (La sabiduría de José). Esta es una revista extraordinaria cuya publicación comenzó Avraham Danón en 1888. Dos tipos principales de artículos aparecían reflejados: sobre historia otomana, escritos en hebreo; y sobre el devenir de la comunidad judía en el Imperio, que invariablemente estaban escritos en ladino usando los tipos hebreos. Había algunos artículos en turco que utilizaban el alifato (alfabeto arábigo) tal como se escribía en esos años. Es de resaltar algunas características de ambos tipos de artículos. Cada uno estaba precedido de un resumen de dos o tres oraciones cortas que describían en forma sucinta de que trataban. A diferencia de los textos hebreos, todas las fechas usaban el calendario juliano, mientras que el equivalente al hebraico aparecía de vez en cuando. Los artículos tenían referencias al pie de página, incluyendo algunas en latín y griego.

La línea editorial de estos artículos, aunque muy judíos y tradicionales, eran esencialmente seculares. El hebreo que empleaban era rico en vocabulario, conciso y claro, muy parecido al hebreo contemporáneo de los israelíes de hoy. Para la fecha de la publicación se estaba librando una batalla entre los seguidores de la Alliance y la comunidad judía de Edirne, y de hecho en todo el mundo, sobre si el hebreo debía enseñarse como lengua viva o litúrgica solamente, mientras que aquí se presentan artículos en un hebreo parecido al actual. Que los autores y los lectores de estos artículos debieron de hablar fluidamente el hebreo y que pudieron entablar una conversación normal con los israelíes de hoy en día no quedan dudas. El ladino utilizado en los artículos también es rico en léxico y con un estilo muy claro.

La Boz de la Verdad (Kol Haemet): Este periódico aparecía en ladino escrito en solitreo. Los titulares de las noticias, los artículos y los comentarios, aunque en su mayoría de contenido secular, eran invariablemente en hebreo, escritas en caracteres rashí.

Esto sugiere que el personal de la publicación y su público conocían esta lengua un nivel satisfactorio y no solo para rezar. Esta publicación comenzó en 1910 y finalizó en 1922. Este asumió el papel de vocero del movimiento iluminista de Edirne. El periódico apoyaba la reforma educativa, pero con más énfasis en la enseñanza del hebreo, incluyendo su variedad hablada, y al estudio del turco, aunque consideraba que no debía abandonarse el ladino como lengua hablada y de conocimiento.

También tenía ideas sionistas. Como en cualquier lugar del Imperio, los judíos eran percibidos por las comunidades cristianas como parte del adversario otomano de quienes los griegos, búlgaros y más tarde los armenios trataban de independizarse. La acusación de deicidas acuñada por los líderes cristianos promovía esta percepción que les trajo muchos problemas a los judíos en general, y más específicamente, a aquellos que vivían en Edirne.

Como mencionamos anteriormente, la comunidad dominante en la vida económica de la ciudad era la griega. Las relaciones entre ambos grupos tenían muchas ambivalencias.

Los judíos tenían lazos comerciales muy estrechos con ellos. Algunos miembros de la comunidad helénica abastecían la mayor parte de los servicios profesionales de la ciudad como médicos, artesanos varios, obreros especializados, albañilería, venta de víveres y restaurantes. Algunos griegos mandaban sus hijos a la Alliance, aun cuando la escuela no se promocionaba entre ellos. Al contrario, muchísimos judíos enviaban los suyos a las escuelas griegas. La escuela femenina de la Alliance no podía funcionar sin los maestros griegos y sin otro personal durante los primeros años.

En algunas ocasiones la directora de la escuela era una cristiana ortodoxa. Los miembros de la comunidad judía estaban en contacto diario con los griegos, y aparentemente se la llevaban bien. Una señal de cuán cercanas eras las relaciones era que ente la clase media y la alta había muchos judíos que hablaban griego a la par con el turco. La dirigencia judía invitaba a sus pares griegos a todos los actos públicos y sociales principales, y estos siempre asistían.

Sin embargo, «es en especial con los griegos que las comunidades judías tienen un asunto pendiente, aun cuando el prejuicio antisemita era también frecuente entre armenios y búlgaros. Cuando había un incidente, los cristianos sin importar a qué grupo étnico o iglesia pertenecieran, olvidaban sus diferencias y formaban un bloque contra los judíos.

La correspondencia de la Alliance de 1870 en adelante reportaba incidentes antijudíos por iniciativa griega prácticamente cada año. Estas disputas se basaban normalmente en el libelo de sangre. Casi dos tercios de los diecisiete casos de libelo de sangre reportados en el libro que Leven escribió sobre la historia de la Alliance, fueron cometidos por griegos».

En cuanto a la relaciones con la comunidad turca, no hay mejor testimonio que el que da Narcisse Leven en el Volumen I de la Historia de la Alliance, entre 1860 y 1910, el cual dedica sus 545 páginas a las manifestaciones antisemitas en Europa contra las que luchó la institución. Sólo catorce páginas se dedican al Imperio Otomano con el título Turquía.

«Hay muy pocos países… donde los judíos gozan de una completa igualdad como en Turquía… En cada aspecto Abdulhamit II prueba ser un soberano generoso y protector de sus súbditos israelitas… El apego insoslayable de los judíos a su persona y al Imperio es la única forma que existe para expresarle gratitud. En una de sus conversaciones con Teodoro Herzl durante su primera reunión en 1894 el sultán Abdulhamit II aparentemente le dijo lo siguiente: “Y siempre fui amigo de los judíos.

Yo doy la cara por mis súbditos musulmanes y judíos. En los otros, no confío». Durante las guerras balcánicas, cuando Edirne estaba bajo sitio, la comunidad colaboró con los efectivos bélicos con la transformación de la Escuela Femenina de la Alliance en una fábrica de vendajes y pijamas para los soldados heridos hospitalizados pertenecientes al ejército turco. La escuela ganó un premio por conducta meritoria promovido por el gobernador de Edirne. «Los judíos de la ciudad le dieron la bienvenida al retorno al régimen otomano con gran alegría». No hay que olvidar que los judíos adquirieron el título de «En sadik milet» (la nación más fiel) entre los integrantes del Gran Otomano.

En cuanto al antijudaísmo manifiesto por los turcos o sus autoridades comunitarias, en comparación con los otros países europeos y con los musulmanes del Oriente Próximo y del Norte de África, el fenómeno era raro y callado. «Las relaciones entre judíos e seguidores del Islam eran en general mucho más que satisfactorias… Los documentos examinados en un lapso de treinta años reportan solo tres casos de disturbios antijudíos por parte de los turcos».

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