El casamiento de mis padres en ALCÁZAR KEBIR

Tenís que saber que antes del desposorio, ya staba la madre de la alâsba mercando y parejando para l’achuar. La costurera venía a cazza, comida y bebida días y semanas. Ewa se haga el mazzal por lo que se pitnaba y se contaba de jbares. Todas las hijjas de la familia metían mano. La que quitaba los hilbanes, la que cuzzia los dobladios, la que daba una planchita, sin olvidar las abuelas tirando alconfites y peladías en cada prenda con los zghartsares ( yu yu yu). Se haga lo ueno como la desposada. Bordaba las iniciales con caneva en las toballas y en los enforros de halmoadas. Discués se levavan los manteles en cade la bordadora para las bainicas y el richelieu, las bordadoras ande mi madre se ensenio se llamaban: Rachel Ghozal y Âllo Ben Guigui. Las moras levaban al río la lana que se mercaba, la lavaban y la scaldaban. Venía el jaiat con su mojiet addeque de grande para cuzzer el madraque, las halmohadas y halmohadones.

Awera boz voy a contar los siete días de boda de mis padres: Raquel Elbaz y Alberto Benelbaz en abril 1949.

Todos los cazzamientos empesaban un miércoles y duraban siete días.

El martes se mandaba por Mossé Bensalmón, (llama do Mossé el harrar) para que fuera a invitar a las cazzas se ponía delante de la cuerta con una boz de pregonero y con las manos detrás de la espalda, y la cabeza alta: «De paaaaaarte de Mossé y Esther Elbaz, los luzzidos y parecidos, vos convidan al sebâa berajot de su hijja la hermozza Rachel con el hijjo de David y Rahel Elbaz, Alberto el jial pintado, en la snoga de Rubén».

El miércoles por la maniana, el Jajam mató una vaca y en la sangre, la madre de la novia ponía la palma de la mano y la marcaba en la pared de la entrada de la cazza. Esa jamsa para escapar de âinará los novios. Se almorzzaba, toda la familia de los despozzados con «chua», el fígado y el corazón asado en annafes encalados, ¡un diamante! Se comía un punio de ensaladas y un pan sobado que te hiara l’alma. Primero se escodiaban los novios con munchas palmas y zghartsares, y principiaban a comer y discués de unos bocados, âd se escodiaban los demás. Mientras comían y cantaban romansas del siglo quinzze, de los tiempos de hazzemán corbán, una kaltsaha de cozzineras embebesidas en limpiar las tripas y hazzer nuditos para guizzar casuelas de iss-at (duara bofe y tripas).

El ajjueves ala sbah, se apaniaban un punio de alâsbas, hermanas y primas para exponer en toda la cazza, l’achuar. ¡A imma que jiratsella! Sábanas con sus embosos bordados, manteles de todos los colores y todas clases: unos de encaje, otros de punto sombra otros de calados, otros de richelieu, otros de caneva, sin olvidar los «tu y yo» y los caminos de mesa de crochet. Toballas grandes y chiquitas con sus albornoses para el novio y la novia. Una belâa de juegos para dormir: de satén, de encaje de bordado inglés, de seda natural… cada uno con su manianita. Batas, este ôlam y otro, con sus chinelas. La novia tenóa que ponerlas los siete días de boda. Cojines, faltaban munchos, cada uno pa lo que servía ; pa’ el novio, el dia de sabbad a snoga, pa’ la cercusión del hijjo con la ayuda del Di-ó, pa’ la cama, pa’ el salón… Colchas: ewa se haga el mazzal una más luzzida que otra. Juegos de interior, con sus nauas y combinaciones, también, no las tires de la mano a mi abuela y a mi madre. Mi abuelo tenía entre otras, tiendas de tela, ansí que mira lo de ueno que se traía… Trajes de chaqueta con sus zapatos y bolsos para el viaje de novios. Sombreros y gantes. Se farchaban el madraque y las halmohadas.

El jatán no le dechaban pa’ atrás. Pijamas de seda, batines, pañuelos con sus iniciales bordadas, calsonsillos y camisetas, cherbiles pa la cazza… Ewa se espetaba todo como si las paredes fueran escaparates. Toda la cazza se vestía y se adornaba con un gusto, ansí tengáis lo ueno! La jjente se convidaba con bebidas, fruta seca y pastas reales, todo en senias.

Por la noche: El BAB EL ÂROSS. Al Maghreb el mansebo bejor de la cazza preparaba una purpurina dorada y con un pinzzel escribía en las paredes del jardín o los que no tenían jardín, en las paredes de la fachada de la cazza: «Este casamiento pertenece a la seniorita Raquel Elbaz con el seniorito Alberto hijjos de…» Se escribian todos los nombres de la familia, los padres, los suegros, los hermanos, los tíos, los primos, etcétera, y cada uno dezzía: «Pon mi nombre, te quedes vivo y sano, no te olvides de tía Messôda, el mío también, te mire yo novio». Y todo con pitnares, sonajjas y darbukas, sin olvidar los yu yu yu .

Se senaba con pulpetas, huevos hervidos, pastelitos de hoja, fruta y fruta seca. ¡Se bebía muncha aguardiente! Me acordoy que el tío de mi abuelo, «tío Eliahu», él la distilaba. Ewa se pasaba toda la noche cantando. La despozzada se vestía con batas de cazza hechas y bordadas por ella. Mi madre se puzzo una de encaje verde con filos plateados y unas chinelas del mismo encaje. Claro que era rubia, con un pelo largo y ondulado y las caras, blanca leche con unas hamoretas que todos creían que ponía colorete, pero walu, todo era natural, ansí tengáis lo ueno.

El viernes: parejamiento de la cena de noche de sabbad con toda la familia que venía de todos los luares de Marruecos. Las amargas de las cozzineras se huddeaban pelando jodra, desmirandosen en los annafes, majja que te majja con los almehrezzes. ¡Yala, yala antes que entre el sabbad! La tarde e hiban jjuntos a la snoga como una procesián el aâross, su padre, sus hermanos, el suegro y los cuniados, escapados de mal un minián que eran y todos ghzales- y bien vestidos, ¡tsbarkella!

Y por todo el camino, las jjentes los dezzian: «Mazaltov, Besimantov, parabién, bel jamsa âlikum, viva el novio, escapado de mal, que guapo está el novio, que hiba, Yu yu yu…» Ewa esa noche de sabbad, se comió este ôlam y otro !!!

Baâda una dula de ensaladitas muestras, (berenjjenas con pimiento colorado, berenjenas en zaâluk, pimientos asados, chuchuca, remolacha, jizzo con pimiento colorado y comino jizzo con cebolletas, una guezzera de curados y azzeitunas aliniados por mi abuela, ¡que te dará vicio! Aselgas, tomates y pimientos en azzeite, anchoas en boquerones, ensalada harcha con una lima curada por las manos de mi abuela, mama Esther, habas con comino, rabanitos, ensalada de ranja de la huerta de mi abuelo, kokitas, finojjo con ajo y perejil, ensalada metboja, cabezitas de alcarchofas en adobo…

Discués: sabalo con pimiento colorado y muncho culantro y âd albondigas con una alfaiha endiamantada con almendras. Fruta, «ghar daca por boca y toma», y para cumplir un té con nânâ, âbdia y chiva. ¡Ewa se pitnó los piyutim de sabbad y una hiba que staba!

La despozzada llevava una bata de satén, celeste muy entallada para que pareciera su hermozzura y su cinturita con unas mangas anchas. Ella rubia y blanca, como la uatseó lo celeste, ¡a imma!

El día de sabbad el despozzado fue a snoga con todos los barones de la familia, como la noche de sabbad.

Mossé el harrar caminaba delante de ellos y llebaba en sus manos un cojín blanco de raso bordado con un pácharo, sus alas abiertas, cuzzido por la novia, para que se sentara sobrel el jatán en la snoga. Todas las mujeres de la familia muy elegantes con sombreros, tiraban caramelos y alconfites al novio cuando subio al séfer, ¡con muchos yu yu yu!

La novia se quedó en cazza, esperando al novio. Discués de tefilá, todos los jjudiós de snoga vinieron a convidarsen a cazza para el kiddús. La âda es de comer horissa de boda, y gaínas rellenas con pan sobado y aguardiente. Todos los cuartos de la cazza se bazziaban y se llenaban de mezzas, y el jardín que estaba un diamante, también lleno de mezzas; hasta en el suelo se sentaban, behra que abonden.

Cuando se fferon toda esa jemâa de jjudiós, âad se sacaba la dafina pa toda la familia, escapada de mal ¡! Tsbarkella por esa dafina endiamantada con el café de masa, la pata, los garbanzos, la carne de pecho y sin olvidar el moniato que le daba un gusto pintado! Se haga el mazzal. Wa la llaman dafina deÂllal.

Ewa se quedaban comiendo, taniendo, pitnando y brindando Hhasta la tarde. La novia llebaba una bata de terciopelo color miel, como su cabello, con los bolsillos bordados de «nid d’abeille» y las chinelas bordadas del mismo terciopelo.

Noche de alhad : EL SAFTSERAY

Todas las amigas de la novia venían vestidas de trajes de berberisca (llamados también ropas de oro) y cada una traía en su mano una caja de chocolatines o bonbones. Mosse el harrar, en la cuerta, anunciaba las que venían y declamaba con boz de tenor: «Essssta caja de alconfites es de la eniorita fulana de tal» y se la recibia con una zaghritsa (yu yu yu ) y un «mejorado para ti». Todas las cajas se abrían y se convidaban. Se servía te con nânâ y azahar, y se comía pasta real. La ârosa llevava una falda negra larga de satén y una blusa de encaje celeste y plateada. Ewa âued se cantaba y el que sabía tocar un instrumento, le tocaba. ¡Las sonajas y las darbukas no paraban!

El domingo, LA SEBOÂ ( proviene delmoruno y del hebrit : sebâa, siete)

Se ponen mezzas de cuajjadas, pulpetas, gaínas rellenas, sin olvidar la guezzera de curados y azzeitunas aliniadas en cazza, una belâa de fruta y fruta seca. Alaquí que viene el jajam con un pañuelo. El jatán cojje un pico y la kala otro pico mientras se parejja la ketubá con los padres y hombres importantes de la comunidad y amigos. La novia llevava un traje verde turquesa con un corpinio verde botella cerrado con botonsitos chiquitos, como una sfifa.

El lunes a las siete de la tarde,EL LAVADO. (mikvé)

Mi abuelo, el padre de mi madre, fabricó el mikvé más bonito del pueblo, de stilo andaluz en su propio jardín. Todas las novias venían allí de mis abuelos para el «lavado», ansí que yo me aprendí todos los cantares y romansas de boda y del lavado, de tanto oírlos en cazza de mis abuelos. Se haga lo ueno, ¡por la hiba que staba! Se combidaban las mujjeres y las alâsbas con letuario de lechinas, de ranjja, de berenjjenitas, de limón, de azahar, de cabello de ángel, de moritas… fruta seca y bebidas. Por la noche, cena del lavado: Ensaladas muestras, pastelitos de hojas de mralla con carne, iss-at (duara, tripas, bofe), carne de borrego, fruta y fruta seca. Mi madre se puzzo una bata de color remolacha con flores.

El martes a las cinco de la tarde: DESPEDIDA DE SOLTERA

La novia llevava un traje de tul celeste con una corona de flores celestes y zapatos celestes.

Se puzzo una mezza con aperitivo y platos americanos (embutidos, uevos rellenos, gaína, cuajjada, lengua mechada, en cada plato). Discués se sacaron toda clase de dulces : masapanes, marronchinos, cabaghzzales, fijjuelas, rosquitas fritas, almendrados, alhaluas de ajjenjjolí, de avellanas, cocos … Una orkesta de múzzicos modernos no pararon de tocar.. Ewa se bailó tangos, pasadobles, rumbas, cha cha cha, valses, boleros y todo en la cazza de la novia. Mis abuelos que en paz descansen, tenían nueve hijos, mi madre era la sétima y eran jjente de bien. Loresaldió, tenían una cazza adde un ôlam con un patio andaluz. Addeso hizzo de mizvot papá Mossé, que su alma este en gan êden, Amén. Los padres de mi padre vivían en Suk-El-Arba, a treinta kilometros de Alcázar, por eso todo se hizzo en cade mi madre. Además mis dos abuelos, papá Mossé y papá David, eran hermanos, pero mis padres no crecieron jjuntos y se cazzaron locamente enamorados.

Wa se bailó hhasta las diezde la noche y discués: LA ALHENIA

La orkesta moderna se rahleó y vinieron los «âwadin» (múzzicos morunos, pero jjudios), la madre, la suegra, las hermanas, las tías, las primas y las amigas más íntimas se dedican a vestir la novia con las ropas de oro o traje de berberisca. ¡Ai, imma, qué luzzida y qué linda es esa ceremonia! Se chaâlean las carnes cuando se sacan esas ropas, de saber que tienen antísimos anios y ¡que todas las mujeres de la familia se lo puzzieron desde hazze siglos!

Todas cantan cantares especiales para ese momento l’aâziz, con algunas sonajas muy antiguas que pertenecian a bisauelos. Wa mientras cantan, cada una la pone una prenda.

Primero el plastrón o Ktef, de terciopelo morado todo bordado con filo de oro.

La saya que es como una naua.

La falda, o la jeltita de terciopelo morado con los bibos bordados de oro y el delantero con unos círculos de filo de oro desde los pies hasta la cintura. Entre tres alâsbas la lían la falda alrededor de su talle y se lo amarran bien apretada.

La cuchaca o el khzam, un especie de cinturón de taffetas de dos o tres colores con franjas de filo de oro.

Las mangas o Kmam, son unas mangas de organza color miel muy anchas y bordadas de filo de oro, ¡una maravilla!

El chaleco o el gonbaj, todo de terciopelo y bordado de filo de oro.

El mantón o la sebnia, con flecos de seda natural y bordado de muchos colores. Se lo colocan en la cabeza, amarrado por atras y va bajando por los lados.

El jemar o la corona.

Mi madre llevava una corona muy antigua, toda de oro calada, que representaba una paloma con los ojjos de esmeraldas. El Caid de Alcazar, que apreciaba mucho a mi abuelo, le hizzo el kavod de emprestársela.

Cada una la pinta. Una los labios, otra los ojjos, otra la peina, otra la perfuma… La madre al final la pone la cadena, que es toda de algollas de oro masiso que la llegan hasta medio cuerpo. Durante todo ese tiempo, la madre de la despozzada no para de llorar porque sabe que su hijja se va de la cazza. Llora pero orgullosa y emocinada también de vestir a su hijja con esas ROPAS.

Las hermanas solteras tambien lloran de la separación, pero siguen cantando y zghartsando…

Cuando la novia está lista, las alâsbas, vestidas con kaftanes, la rodean con belas doradas y llaman al padre. El padre, con mucha emoción, la pone sus manos en la cabeza y la «rohea» por toda la cazza. Rohear proviene del árabe que quiere dezzir irse. La lleva a despedirse de su cazza y de cada rincón, y siempre sujetándola la cabeza.

La novia tiene los ojjos cerrados y se decha guiar por su padre. Ella también llora porque esa ceremonia es el adiós a sus padres, a sus hermanos, a su cazza. Hhasta los vecinos lloran, porque se van a separar de mi madre. El despozzado está al lado de ella y al entrar en cada cuarto, la pizza el pie, como para dizzerla «awera me vas a pertenecer». Y mi madre me contó que cada vez que la pizzaba el pie, la dezzía: «¡Qué guapa estás, estás guapísima!» Todos los siguen, rodeados de las alâsbas con las belas y pitnando un piyut especial para ese momento que se ponen los cabellos de punta y se chaâlean las carnes. Cuando acaba de rohearla, su padre la acompanió al trono, todo decorado de raso, tul y flores. La bezzó y la puzzo unos pendientes de brillantes y la madre la puzzo una pulcera de valor, que perteneció a alguna auela. El novio se senta al lado de la novia en el trono y la suegra la regala también alajas de familia. En el trono hay tres plasas, y en la tercera, van sentandosen una discués de otra, durante la noche que es muy larga, madre, suegra, hermanas, cuniadas, etc …

Âd se sirve la cena de la alhenia. Primero el caldo de la novia que es un caldo de gaína, con un uevo batido en cada baule. Discués la «letrea de boda», que son un especie de cintas de masa hechas en cazza, cochas en el caldo de gaína, que, por cierto, la especialista de la letrea era una tía de mi abuelo: Ister, de Imma Rahel. Se servía la gaína hervida con la letrea, y discués, relleno con alfaiha de cebolla con pasas prunas y almendras. Âd fruta, amuezzes, dátiles y higos. Antes de sacar los dulces con tippades de té, se ponía la alhenia. La madre y la suegra la parejaban con agua de azahar y la untaban en la mano con un lois de oro. Todas las alâsbas tomaban fila para jjeljearsen la palma en la mano. Todo eso con los múzzicos morunos y la que sabía algún mual le cantaba. ¡Mis auelas conocían munchos, y lo cantaban un diamante!

Lo hhermozzo de muestras costumbres es que se mezclaban muales en moruno y cansiones sefarditas en castellano antiguo. Pero, cansiones especiales pa’ la noche de la alhenia y pa’ las bodas.

Ewa esa noche no se echaban y los de la familia que tenían suenio, farchaban madraques en el suelo, sobre tapetes y hambeles y se muddaban.

El miércoles: EL SEBÂA BERAJOT

Mi madre con un traje de novia de tul, que parecía una princesa y el guapísimo de mi padre con un esmokin que parecía un artista de cine. Entre Clark Gable y Errol Flynn, pero en más guapo, un jial pintado. Toda la familia luzzida, elegantísima. ¡Estaba una hiba en la snoga de Rubén! ¡A imma !

Ewa un sebâa berajot meldado por jajamim,, los más validos. Al salir de snoga, la orkesta acompanió los novios hhasta el Hotel Espania, y las jjentes tirando arros y pétalas de rosa y de azahar.

Wa se sirvió primero la merienda y al maghreb, âad la cena, dulces de cazza con té, y la pièce montée con Champagne. La orkesta, espaniola, tocó toda la noche y addeso se bailó de pasadobles, tangos, rumbas, boleros, swings, valses…

La noche de boda la pasaron en el hotel Espania, que era un palacio oriental, y a la sbah se fueron a Tánger y de allí cojjeron el avión para Madrid, Sevilla y Andalucía. Un viaje de novios de quinzze días, ¡adonde descansaron de esa boda tan valida!

A la vuelta, âd los esperaron las jarjjas (conbites en cade la familia) y sobre todo la llegada a Suk- l-Arba.

El caïd Ben Îssa, gobernador de la región, íntimo amigo de mi auelo paterno, papá David, que su zzejud mos alkanse, conbidó a un eftor (cena de bienvenida) con la delicatezza de llamar el jajam para que matara el carnero para el mechoui.

Wa se mató el carnero a los pies de los novios, sigún la âada de los marroquís, ¡para mas kavod zaâma!

Los hizzieron un trono todo decorado con flores y palmeras y cuatro moras habanicándolos con sábanas.

Durante siete días se despertaban con múzzicos y moras que los parejaban baghrir, mufletas, binuelos, ras el kadi y un té parejjado con cuatro clases de hierba buena. Todo mandado por el caïd, para mostrar la amistad y lo ueno que se merece el hijjo bejor de David Elbaz.