Con nuevos proyectos para la educación e integración de la comunidad David Benzaquén asume la Presidencia con metas claras.
Tras superar el escollo que supuso posponer las elecciones de junta directiva debido a los sucesos de enero pasado, en los que la sede de la institución fue violentada y la sinagoga Tiféret Israel resultó profanada, el ingeniero David Benzaquén se impuso en los comicios efectuados el pasado mes de abril. Una vez realizado el acto de toma de posesión, inició con entusiasmo su agenda como presidente de la AIV, conocedor con mucha disposición para trabajar por la kehilá.
—¿Qué representa para usted haber alcanzado la Presidencia de la AIV?
—Sin duda, es un gran compromiso, una gran responsabilidad y una oportunidad de luchar por el pueblo judío y por la comunidad. Trabajar a diario en diferentes ámbitos de la vida comunitaria es parte de una labor que se ha venido realizando desde hace mucho tiempo y el objetivo no es sólo completar las tareas, sino hacerlas bien.
—¿Cuál es el principal objetivo que se ha planteado?
—Darle continuidad a las labores que han realizado nuestros antecesores. En la construcción del legado de esta institución que va a cumplir ochenta años, ellos marcaron un camino y nosotros lo continuaremos. Terminaremos algunos proyectos y seguiremos avanzando. Con nuevos proyectos para la
educación e integración de la comunidad David Benzaquén asume la Presidencia con metas claras.
¿Cuál considera que es el mayor obstáculo de este período?
—El problema principal que se nos viene encima es el envejecimiento y disminución de la comunidad. No es secreto para nadie que la comunidad se ha reducido considerablemente, aunque recientemente la tendencia a la migración se ha revertido. Sin embargo, seguimos enfrentando el envejecimiento, que viene dado por la salida de nuestros jóvenes al exterior, lo que disminuye nuestra generación de relevo.
—¿Cuál es la estrategia para enfrentar este problema?
—Se están elaborando planes para el redimensionamiento de las instituciones comunitarias o de la comunidad en general, lo cual no puede darse de otra manera, sino con pasos importantes en la integración comunitaria.
—¿De qué se trata esta integración?
—Por ejemplo, hay cosas que están duplicadas y que, con organización en conjunto, se podrían evitar. Por eso abocaremos esfuerzos en unificar la planificación de actividades culturales y administrativas. La comunidad viene tratando este tema desde hace tiempo con el estudio de profesionales en las áreas y departamentos más susceptibles de ser integrados, estableciendo algunas prioridades.
—¿Cuál sería el primer paso concreto de su recorrido por la gestión?
—Nuestro primer proyecto físico es la ubicación de una sinagoga en Los Palos Grandes, cuya construcción está en ejecución desde hace unos años, y que además tendrá algunas oficinas, lo cual no necesariamente significa que nos vamos a mudar. La nueva sinagoga no implica el cierre de la que actualmente se encuentra en Maripérez; por el contrario, vamos a incentivar a la gente a que asista a ambas, principalmente con actividades.
—¿Qué beneficios representa esto para la comunidad?
—La nueva sinagoga va a prestar un servicio a aquellos miembros que han mudado sus hogares hacia el Este y también creemos que cumplirá una función educativa religiosa para nuestros jóvenes una vez que la hayamos construido. Esa va a ser nuestra principal meta como parte del proyecto de integración: el redimensionamiento de la comunidad y, en función de las decisiones que tomemos en esas áreas, eso va a tener un peso sobre el tema de la mudanza o no de las oficinas.
—¿Qué otro aspecto considera de atención prioritaria?
—El área educativa. Queremos reforzar los esfuerzos que la comunidad viene haciendo, tanto en el Colegio como en Hebraica, para que nuestros jóvenes tengan cada vez más arraigo con su cultura y condición de judíos. Y también procurar una educación integral, apoyando a los miembros de la comunidad que son delegados tanto de la Unión Israelita de Caracas como de la Asociación Israelita de Venezuela en el Vaad Hakehilot, en sus esfuerzos para mejorar día a día la educación judía y religiosa en general. El nuevo presidente de la AIV también adelantó que en los próximos meses la sede de Maripérez se verá fortalecida con los cambios del Museo Sefardí de Caracas Morris E. Curiel, que ha sido llevado a una escala acorde con la realidad comunitaria, y con una renovada atención a la revista Maguén, a Fesela y otras organizaciones y factores que contribuyan a preservar la cultura y memoria de las costumbres judías sefardíes para que se transmitan a las nuevas generaciones.
Relaciones extracomunitarias
David Benzaquén lamentó asumir el cargo sin la presencia del embajador del Estado de Israel en Venezuela, por lo que reiteró el compromiso de la Junta Directiva de mantener una posición contundente de respaldo y solidaridad con la patria ancestral, Israel, a pesar de los riesgos que ello implica. «Nos toca apoyar y ayudar a resolver una serie de problemas que se están presentando hoy en día por las situaciones políticas», expresó.
—¿Cuál es el estatus actual de la comunidad frente a los conflictos políticos?
—El hecho de no tener relaciones con el Estado de Israel, de no tener embajador, ha generado un problema de visas y con las personas que quieren venir. Hemos conversado para que se puedan visitar cuanto antes las instituciones gubernamentales a las que corresponda otorgar las visas, a fin de plantearles la problemática de la comunidad.
—¿Qué posición tomará?
—Creo que la posición de las instituciones comunitarias tiene que ser apolítica. No obstante, aunque como grupo no manifestamos ninguna preferencia política, debemos tomar una posición digna. No creo que la comunidad tenga injerencia directa en la política; pero, sí debe enviar un mensaje firme en defensa de nuestros derechos como judíos venezolanos.
Una Proyección hacia el Futuro
—¿Cómo espera terminar su período?
—Me gustaría salir con la satisfacción de haber hecho algo por la comunidad, de haber dado un paso más adelante, de haber logrado y cumplido con las expectativas de un trabajo que lleva ochenta años realizándose. Esas son las expectativas que tenemos hoy, cuando estamos asumiendo la presidencia de la AIV.
—¿Algún mensaje para la comunidad?
—Hago un llamado a la comprensión de las acciones y medidas que se tomen por el bien de la comunidad y, a la vez, envío un mensaje de optimismo, porque tenemos una comunidad muy especial, muy unida, muy solidaria y que siempre ha salido adelante en todos sus proyectos y metas, que ha resuelto todos los problemas que se les ha presentado.
No se trata de evadir absolutamente nada
«Como judíos venezolanos tenemos que exigir respeto por nuestros derechos y, por supuesto, reclamar todas estas cosas vengan de donde vengan, del Gobierno o de quien sea; esa tiene que ser la actitud», expresa el nuevo presidente de la AIV. «Una posición digna de la comunidad como un reclamo por lo que nos afecta y nos pueda perjudicar, independientemente de la tendencia política».