N° 181 Febrero – Julio 2018 Adar – Av 5778

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Israel: 70 años
En el siglo XII, el gran rabino y poeta Yehudá Haleví compuso uno de los
himnos religiosos más hermosos del acervo sefardí, el Yefé Nof, incluido en las
Siónidas, un género poético donde él expresa el deseo de muchos de ver reconstruida Jerusalén. «Elevación hermosa, alegría del mundo, ciudad del gran rey [David], ¡por ti suspira mi alma desde los confines del Occidente!». Ocho siglos después, aquel anhelo se concretó en 1948 con la Declaración de Independencia de Israel, cuando otro David confirmó el nombre del nuevo país de los judíos en el Medio Oriente.
Para nosotros la palabra es santa: con ellas Di-os creó el mundo y con ella, el
hombre completa su obra. Esos versos de Yehudá Haleví, consagrados en la liturgia del 9 de Av, día de duelo nacional por la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén, durante ocho siglos y hasta hoy renuevan verbalmente el compromiso espiritual del nuestro pueblo, sin distingos de origen ni idioma, de retornar a Sion y construir allí un hogar para los que se sienten llamados a «oír y acatar» la palabra Divina expresada en la
Torá : un lugar a cuya mesa se sientan los cuatro hijos de los que habla la Hagadá de Pésaj. Hoy, setenta años de su creación, Israel es una nación pujante, puntera en tecnología y conocimiento; un país que ha logrado rebasar el odio para reconstruir con amor un lugar que desafía los pesimismos y las dificultades.
La democracia que allí se ha implantado permite el desarrollo social de un tejido humano complejo, signado por las diferencias culturales e ideológicas, que poco a poco han ido limándose para ser un ejemplo de inclusión multiétnica.
No ha sido ni es un camino fácil: las guerras, el terrorismo, el arrancar de prácticamente de cero, el boicot, el antisemitismo político y las desavenencias internas por la naturaleza del Estado no han sido escollos insuperables, sino retos para crecer cada día más. El pueblo judío le ha demostrado al mundo que sabe levantarse del polvo y echar a andar, gracias a la fuerza de su fe. Ya lo veía Haleví al finalizar su poema: «¡Cómo no me conmoveré ante tus piedras y no las besaré si a mi boca el sabor de tus terrones es más grato que la miel!».
Índice
Adiós a EDNA AIZENBERG Z»L
Ciclo de estudio sobre el Holocausto tomó la TIDE
CESC amplía el panorama del judaísmo con su CICLO DE CHARLAS
Se acuerda la creación de la ACADEMIA NACIONAL DEL JUDEOESPAÑOL en Israel
EL JUDEOESPAÑOL se resiste a morir
EXTIENDEN HASTA 2019 solicitud de nacionalidad española para los sefardíes
LOS LEVY MADURO, JUDÍOS DE CORO
HERZL y el sionismo
REPENSAR LA ALIYÁ DESDE LOS PAÍSES ÁRABES Y MUSULMANES: el caso de Tánger
VIDA Y MUERTE de la primera superestrella (judía) norafricana de la canción
La canción de ronda de «LAS CALLES DEL AMOR» entre los sefardíes del Oriente
DESORIENTALIZAR LA MÚSICA SEFARDÍ
SÉFER TUVIÁ: El libro de Tobías
RETRATO DEL TEMPLO DE SELOMÓ por Jacob Judah (Aryeh) León—Templo (1603-1675) Sobreviviente del Holocausto