Palabras del homenajeado EL PASADO, EL PRESENTE, EL FUTURO

Moisés Garzón Serfaty

MIS PALABRAS van dirigidas a todos; pero, en especial a los integrantes de la generación de relevo, los jóvenes, a los que pertenece el futuro. Ellos son la garantía de nuestra continuidad como pueblo… y los invito a soñar. Sí, a soñar y a hacer realidad estos sueños acordes con nuestros valores y principios éticos.

Muchas culturas atribuyen un valor pro-fético al sueño, concebido como un mensaje cifrado de origen divino que es necesario desentrañar. Esta creencia parte desde nuestras Sagradas Escrituras en las que se relata la interpretación que hizo Yosef hatzadik de los sueños del Faraón.

Respetando el origen celestial de los sueños, consideremos que la Providencia Divina pone en nuestras mentes y en nuestras manos hacer realidad, en nuestro presente, los proyectos, planes y actividades para cumplir con nuestro deber .

Desde la fundación de nuestra Federación Sefaradí Latinoamericana, nuestros objetivos fueron y siguen siendo:

– Fortalecer las comunidades sefardíes.

– Incorporarlas al quehacer del pueblo judío en su conjunto y al Movimiento Sionista.

– Cultivar el sentimiento sionista, apoyar sus actividades, la defensa del Estado de Israel y la divulgación de sus extraordinarios logros.

– Ser fieles a nuestro pasado.

– Salvaguardar, divulgar y enriquecer lo concerniente a nuestra herencia sefardí, además de otras manifestaciones culturales y de cualquier otra índole de otros sectores de nuestro pueblo, porque todo lo judío es de todos los judíos y no puede sernos ajeno.

Así haremos realidad nuestro lema incluído en nuestro himno: «Por un pueblo unido». Es nuestro deber.

Paso ahora a mencionar las causas y los pasos que se dieron para llegar a la creación de FeSeLa, porque conocer y recordar nuestro origen, retos, logros y deberes nos orientarán para ir forjando nuestro futuro.

El contexto en el que se impulsó el despertar de las comunidades sefardíes fue el de las desigualdades entre la situación de inferioridad de los sefardíes, los judíos norafricanos y los orientales, por un lado, y el predominio de los askenazíes, por el otro. Era una situa-ción que había que corregir. La Organización Sionista Mundial y la Agencia Judía tomaron conciencia del clamor de los sectores discri-minados y decidieron actuar para eliminar el drama social que se vivía. En la diáspora, las federaciones sionistas recibieron shlijim. En América Latina contamos con la invalorable presencia de Mordejay Elkayam y Nissim Farji. Simultáneamente, se llevó a cabo en Colonia Suiza (Uruguay), hacia 1971, un encuentro de jóvenes de las federaciones sionistas y dirigentes de las comunidades con los shlijimcon fines de esclarecimiento y organizativos para disponer de entes y fuerzas activas para la eliminación de las citadas desigualdades y la incorporación de todos al esfuerzo común de la unidad del pueblo de Israel.

El señor Nissim Gaón asumió la presidencia de la Federación Sefaradí Mundial y le imprimió, con la cooperación de dirigentes destacados de comunidades sefardíes de Europa, África y las Américas, un nuevo impulso que fue dando sus frutos.

Así llegamos a la convocatoria de las comunidades de Latinoamérica para asistir, en octubre de 1972, en Lima (Perú) a la VI Con-ferencia de Comunidades Judías de la región, en la que se reunieron dirigentes comunitarios y sionistas, incluyendo numerosos jóvenes, en las delegaciones asistentes. En ese marco, el 27 de octubre de 1972, se firmó el acta de fundación de la Federación Sefaradí Latinoamericana (FeSeLa) y se aprobaron sus estatutos, designándose como su primer presidente al compañero Rubén Beraja, de Argentina. Entre los asistentes al evento de la creación de FeSeLa, recuerdo la presencia del señor Pinjas Sapir, presidente de la Organización Sionista Mundial y de la Agencia Judía. También asistieron los shlijim Mordejay Elkayam y Nissim Farji, quienes durante varios años cumplieron una labor digna de encomio en pro del desarrollo y los logros de nuestra Federación.

Permítanme citar algunos de esos logros:

– En la Organización Sionista Mundial se creó el departamento de Comunidades Sefardíes, a cargo de Asher Ohayón y David Avayou, que cumplió un importante papel en nuestro ámbito.

– Se colaboró con la Federación Sefaradí Mundial para la dotación de becas de estudio, en todos los niveles, a niños y jóvenes de Israel.

– Se colaboró al fortalecimiento de la Fe-deración Sefaradí Mundial junto con otras ramas de la misma.

– Los sefardíes pasaron a detentar cargos elevados en los comités representativos de las comunidades, a la par de nuestros hermanos askenazíes, en federaciones sionistas y otros entes relacionados con el sionismo y el Estado de Israel, tales como Keren Kayémet LeIsrael, Keren Hayesod, Congreso Sionista, Comité de Acción Sionista, asambleas de la Agencia Judía, WIZO y, por supuesto asistir a reuniones de esas instancias y a plenarias del presídium de la Federación Sefaradí Mundial.

– Se logró la unión interna y la cooperación fraternal de comunidades sefardíes y orientales que vivían separadas en nuestro continente.

– Se creó el Centro de Información y Difusión de la Cultura Sefardí (Cidicsef ) en el año 1975, en Buenos Aires, presidido por nuestros compañeros José Menasce, a quien sucedió Mario Eduardo Cohen, hace más de treinta años, ambos con un desempeño exitoso, ayudados por valiosos colaboradores. Además de la publicación de algunas obras, su publicación emblemática es la revista Sefárdica.

Debo acotar que en Caracas ya salía a la luz la revista Maguén-Escudo desde 1970, se fundaron el Centro de Estudios Sefardíes de Caracas (CESC) en 1980 y, el Museo Sefardí de Caracas «Morris E. Curiel», proyecto pen-diente del CESC, en 1995, impulsado por Abraham Levy y Alberto Botbol, así como también el ente gestor de fondos Amigos de la Cultura Serfardi, en 2005, impulsado por Abarham Levy. Ya hemos realizado catorce semanas sefardíes y en instituciones comuni-tarias, universidades y centros culturales na-cionales tienen lugar conferencias, simposios, conversatorios sobre temas sefardíes y judíos en general y, anualmente, la Semana del Cine Judío. Modestamente, sugiero que se siga el ejemplo que Caracas dio.

Y ahora, dos recuerdos dignos de mención:

– En 1992, cinco siglos después de la expulsión de los judíos de España, se otorgó el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia a las comunidades sefardíes representadas por la Federación Sefaradí Mundial. El acto, al que concurrimos varios representantes de sus ramas, se celebró en el Teatro Cam-poamor, de Oviedo (Asturias) con asistencia de don Felipe de Borbón, entonces Príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI de España. Por parte de la Federación Sefaradí Mundial, el jajam Salomón Gaón pronunció un emotivo discurso.

– En la Asamblea Plenaria Bienal cele-brada en Buenos Aires en 1984, en la que tomó posesión de la presidencia de nuestra Federación el compañero Elías Salem, se aceptó la incorporación de la querida comunidad hermana de Mia-mi como miembro de FeSeLa, a petición que quien fuera presidente de esa comunidad, el recordado Salomón Garazi, de bendita memoria, quien for-muló su solicitud a quien les habla en una visita que hice a Florida en 1982, cuando ejercía la presidencia de FeSeLa. El Ejecutivo con sede en Caracas, consideró su petición y la aceptó de inmediato, ad referéndum de la próxima asamblea bienal, cuando se aceptó su inclusión en FeSeLa con gran beneplácito. Tanto Salomón como su hermano Sabeto ejercieron como presidentes de esta institución cuando, en su oportu-nidad, fueron electos.

Antes de finalizar este recordatorio quie-ro dedicar un emocionado recuerdo a los compañeros que ya no están con nosotros, de quienes mucho recibimos y aprendimos y formular dos propuestas. La primera, tenía la intención de hacerla al Comité Venezolano de FeSeLa, pero por la situación en mi país no me fue posible. Es la siguiente y la hago para todos los comités de otros países:

– En estos años hemos acumulado en nuestros archivos un nutrido tesoro de textos, fotografías, ilustraciones y grabaciones de música y canciones, así como otros documentos de mucha valía. Cuanto antes, debiéramos lograr reunir y clasificar sistemáticamente este material y divulgarlo utilizando las nuevas tecnologías. Estoy seguro que ello nos asombrará y por reacción estimulará su estudio y divulgación, como meta, en nuestra comunidad y en otras. Muy especialmente servirá para que las nuevas generaciones tengan materiales para el estudio y conocimiento de lo realizado en relación con nuestro acervo cultural y así puedan, a su vez, transmitirlo. Hay que involucrar en estas tareas a cada familia de cada comunidad. Que busquen materiales y que los aporten a los Comités de FeSeLa.

– La segunda propuesta es que todos los feselistas, a nivel continental, lean, estudien, busquen en las redes sociales, escuchen charlas, noticias para obtener información y formación sobre el antisionismo y el antiisraelismo, las nuevas formas encubiertas y «políticamente correctas» de la juedofobia, el terrorismo, el surgimiento de un neonazismo y de un engañoso «progresismo» que es un destructor de valores y derechos humanos, de la democracia y la libertad. En suma, un comunismo puro y duro, probadamente fracasado.

– Una vez obtenidos tales conocimientos, divulgarlos ante propios y extraños, en cualquier lugar, organizando actos con este fin para hacer valer la historia y resplandecer la verdad.

Para cumplir esta misión, ¿qué debemos hacer? Debemos colaborar con las actividades tradicionales, en especial en la reivindicación del sionismo y del Estado de Israel mediante el esclarecimiento de judíos y de gentiles como tarea prioritaria.

La defensa del Estado de Israel y del sionismo frente a la descalificación, el boicot, la amenaza y la condena a priori, tergiversando la historia y la realidad de cada día para deshumanizarlos, demonizarlos y deslegitimarlos, debemos asumirla a nivel institucional y personal mediante el esclarecimiento constante en foros nacionales e internacionales, los medios de comunicación y en reuniones con judíos y gentiles. Para esto debemos documentarnos amplia y constantemente para poder así exponer nuestros argumentos tales como, entre otros, los siguientes:

– El sionismo es el movimiento de liberación nacional del pueblo judío que representa el anhelo de nuestro pueblo de tener su propio Estado en la tierra en la que vivió desde hace siglos, según el testimonio bíblico y es tan válido como el de cualquier nación en el mundo, por ser el vehículo que sirvió para ejercer nuestro derecho a la autodeterminación.

– El sionismo, como deseo y sueño al retorno al lar ancestral, nació con el primer exilado y como movimiento de expresión política fue establecido por Teodoro Herzl a finales del siglo XIX con la publicación de su tratado El Estado judío y la celebración del Primer Congreso Sionista en Basilea. Este lo-gro, la creación del moderno Estado de Israel, en modo alguno se puede considerar que fue como consecuencia del Holocausto.

– Tras el Holocausto es políticamente incorrecto posicionarse y asumirse como antijudío por lo que muchos que así piensan optan por adoptar una faceta (políticamente correcta) auto-cali-ficándose como «antisionistas». Hay que hacerles ver que el antisionismo es antiisraelismo y antijudaísmo y que la inmensa mayoría del pueblo judío se declara sionista.

– El antisionismo descalifica los sentimientos y aspiraciones nacionales de los judíos y considera a Israel, y solo a Israel, un Estado ilegítimo. Para el antisionista, 192 Estados en el mundo tienen derecho a existir, pero solamen-te uno debe justificar su razón de ser. Y lo critican y condenan si, en uso de su derecho a la legítima defensa, repele los ataques de sus enemigos.

– Acusar al sionismo y a Israel de ser res-ponsables de todos los males que aquejan a la humanidad e involucrarlos en las más inverosímiles y absurdas teorías conspirativas, no busca sino retomar las ideas de viejos libelos antijudíos como Los protocolos de los sabios de Siono Mein Kampf con la evidente intención de revivir el antijudaísmo y lo logran. Se ha sustituido el odio al judío como individuo, por el odio al Estado de Israel. Esto y la demonización del sionismo es la nueva judeofobia que ataca a todo el pueblo.

– En la ONU y otros foros internacio-nales existen coros integrados, por supuesto, por los que apoyan a cualquiera que esté en contra de Israel, sea ene-migo declarado o no de este, los que temen a las represalias de los terroristas ya conocidos y los que no se quieren involucrar creyendo, equivocadamente, que no les afecta y que son ajenos a sus intereses. A ese grupo de países ciegos y egoístas, cómplices de la quie-bra de principios y valores morales les atemoriza la reacción de los verdaderos enemigos de la paz y la convivencia pacífica, mas no la reacción israelí, con lo que al menos demuestran su reconocimiento de qué países son la real «amenaza para la paz global», como tildan a Israel sus enemigos y su coro de cómplices acobardados, incluyendo los que se abstienen en unos temas de trascendencia internacional como lo son la paz en el Medio Oriente y la lucha contra el terrorismo creciente en fuerza, expansión, medios financieros, armamentos y crueldad. Pareciera que los EE UU, Europa, la mayoría de los países árabes, ya comenzaron a reconocer la realidad del peligro que los acecha y que ya se ha manifestado en múltiples ocasiones y lugares. Su desi-dia ha hecho que los terroristas estén enraizados en las entrañas de sus sociedades.

– Hay que recordar que los judíos aceptaron y los árabes no, el Plan de Partición de Palestina acordado por la ONU en 1947 y que, al término del Mandato Británico allí, en mayo de 1948, el yishuv en Éretz Israel declaró la Independencia del Estado.

– Los árabes declararon la guerra al Estado recién fundado y lo atacaron, siendo derrotados, al igual que en otras guerras iniciadas por ellos. Incitaron a los árabes palestinos a abandonar sus tierras y pertenencias creando así el «problema de los refugiados» que residen en varios países árabes recibiendo ayuda humanitaria internacional, incluyendo la de Israel. Los perdedores no pudieron cumplir su promesa a los «refugiados», así los denominan, después de que expulsaran a los judíos.

– Recordemos también los famosos tres «noes» de la Conferencia de la Liga Árabe en Jartum: NO reconocimiento, NO conversaciones, NO paz con Israel, país que siempre ha estado dispuesto a negociar la paz sin condiciones previas y a un diálogo franco, abierto, que conduzca a la solución de dos Estados para dos pueblos que vivan en seguridad dentro de fronteras defendibles y mutuamente aceptadas por las partes.

– El tema de la seguridad es de vital importancia para Israel y debe ser reconocido así por los palestinos y la comunidad internacional, además de la condición de Estado judío, en el que, como hoy, las minorías gozan de los mismos derechos civiles, con pleno respeto a sus creencias religiosas y manifestaciones culturales, por ser, como lo es desde su fundación, un Estado democrático.

– Los palestinos y quienes los apoyan deben condenar la violencia y desistir de los ataques terroristas, la deslegitimación de Israel y del sionismo en el ámbito internacional, cesar sus ataques en medios universitarios, la prensa, organizaciones humanitarias, cortes judiciales y corporaciones con llamados a boicot, sanciones, desinversión, aislamiento, acusaciones infundadas y absurdas, y simultáneamente amenazas de exterminio, echar a los judíos al mar y otras expresiones por el estilo.

En nuestra labor de esclarecimiento cabría preguntar:

1) ¿El derecho de los palestinos a ser reconocidos como Estado no invo-lucra que ellos, a su vez, reconozcan al Estado de Israel como Estado ju-dío, lo que la ONU reconoció en 1947 y que los países árabes recha-zaron y rechazan hasta hoy con al-gunas excepciones?

2) ¿Ofrecieron alguna vez poner fin a los ataques terroristas contra el Estado de Israel, miembro de las Naciones Unidas?

3) ¿Por qué no ofrecen reconocer al Estado judío los mismos derechos que exigen para sí mismos?

4) ¿Es aceptable que las brigadas terroristas hayan prometido no reconocer a Israel y que el grupo islamista, según anuncia, está «preparando un ejército desde Gaza, Cisjordania, Egipto, Túnez, Irán y Turquía para obligar a Israel a irse»?

5) ¿Y qué decir de la promesa del líder máximo de esa organización terrorista de no reconocer nunca a Israel y que el grupo islamista no abandonará su demanda por todo el territorio israelí y, por lo tanto, no hay legitimidad para Israel, no importa cuánto dure?

6) ¿Por qué ante estas declaraciones no hay resoluciones de la ONU, ni tienen relevancia entre los temas que difunden los medios de comunicación como sí la tienen cuando, después de varios días de disparar misiles sobre la población civil de Israel, este, en uso de su derecho a la legítima defensa, responde a tales ataques? ¿Acaso Israel no tiene derecho a defender a sus ciudadanos y a la existencia?

7) ¿Por qué los autodenominados «progresistas» guardan silencio? ¿Por qué no se producen manifestaciones en las capitales europeas ni resoluciones de organismos internacionales, ni hay flotillas, ni artistas indignados, ni intelectuales probos que levanten con fuerza su voz, ni lágrimas solidarias por los muer-tos en diversos lugares del mundo a manos de los cada vez más desalmados y crueles grupos terroristas que practican la yihad?. ¿Dónde están? ¿Dónde se esconden? La respuesta es sencilla: Porque no se trata de víctimas palestinas a manos de soldados israelíes en su legítimo derecho a la defensa. Si este fuera el caso, las calles y plazas de Occidente se llenarían de «progres» vociferantes, se llamaría a boicot, resoluciones infames de organismos internacionales, habría manifiestos de intelectuales tarifados y la red se colmaría de mensajes amenazadores contra Israel y los judíos. Los parámetros para juzgar son diferentes como reiteradamente se ha comprobado.

Para los autodenominados «progresistas» (izquierdistas y socialistas extremistas) defensores de tiranos, déspotas, dictadores, sátrapas y monarcas absolutos, los terroristas tienen licencia para matar, apoyos y aplausos garantizados y seguridad de impunidad. Los pueblos sojuzgados y hambreados son considerados, para ellos, basura, desechos subhumanos… ¡Qué triste que estos defensores de la barbarie se cobijen bajo mantos dignos y nobles, a los que mancillan, y exhiban descaradamente panfletos, pancartas y pronuncien discursos de amor para unos y odio para otros!

La sistemática descalificación del Estado de Israel y del sionismo que se ha convertido en algo corriente, es tan grave como la descalificación de los judíos que hizo el Tercer Reich y que culminó con el Holocausto. Los nazis querían un mundo judenrein (limpio de judíos). Hoy, algunos grupos fanáticos y hasta Estados constituidos, piden un Medio Oriente Israelrein (limpio de Israel), insisten en el «insoluble conflicto teológico entre la Iglesia y la Sinagoga» y la ««sed judía por la sangre gentil» y redondean los exabruptos con una conclusión impiadosa: «Por algo Hitler los hizo jabón», para culminar con la acusación de nazismo a los judíos, lo que revela la ausencia de algo más grave que una falta de lógica: la falta de misericordia y de pudor.

Estas manifestaciones de la extrema derecha son coreadas por la vetusta y desacreditada izquierda marxista y la reaccionaria teocracia musulmana. Es obligación de los hombres y mujeres libres del mundo combatir la ponzoña judeofóbica.

A nosotros nos corresponde mostrar una constante solidaridad con nuestros hermanos perseguidos en algunos países por su condición de judíos y con los que defienden las fronteras del Estado de Israel, concreción del secular anhelo del retorno al lar ancestral con el que nos sentimos unidos por inquebrantables lazos históricos, religiosos, culturales y familiares, hecho realidad por la Gracia Divina y por la lucha llevada a cabo por el sionismo, el movimiento de liberación nacional del pueblo judío que hizo valer nuestro indiscutible derecho a la autodeterminación al igual que otras naciones.

Para finalizar, debo insistir en que cada uno de los miembros de FeSeLa y esta, como institución, tenemos la obligación de actuar en el trabajo de apoyo, de ayuda moral y material a nuestro Estado de Israel y al sionismo. Judaísmo es sionismo y sionismo es judaísmo. La solidaridad con nuestros hermanos en Israel es un eslabón muy importante en la larga cadena de la solidaridad entre nosotros. La propia supervivencia de las comunidades de-pende más de Israel que lo que la seguridad de este pueda depender de las comunidades de la Diáspora.

Expuesto lo que debemos hacer, les pido que reflexionemos y aceptemos que llegó el momento de desconectarnos de la dependen-cia alienante, esclavizante, de la nueva avasallante, insustancial y banal tecnología de las redes, cuyas bondades no se pueden negar, como no se puede negar su perniciosa influencia en la sociedad, lo que es notorio, y reconectarnos con nuestras herencia y esencia, y que proclamemos con sano orgullo qué y quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, cuál es nuestra noble misión como mensajeros difusores de la palabra del Eterno, fieles a nuestro lema: Por un pueblo unido en la acción, el sentimiento y los ideales.