LA HISTORIA SECRETA de los sefardíes de Filadelfia

Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, empezó durante el atardecer del 20 de septiembre. Aunque le sorprenda, la comunidad Latina de Filadelfia comprobará que el idioma y la comida de esta popular celebración sefardí les resultará muy familiar.

Ronit Treatman

¿Sabía usted que varios de los primeros europeos que vivieron en el área que se convirtió más tarde en Filadelfia hablaban español? Algunos de sus apellidos eran Lucena, Dandrade, Coen y Mesa. Eran judíos sefardíes que huían de la Inquisición española. Aunque actualmente los sefarditas son una minoría dentro de la comunidad judía de Filadelfia, fueron cruciales para el éxito de la Guerra de la Independencia y la fundación de los Estados Unidos.

Sefarad es el nombre bíblico de un lugar mencionado en el Antiguo Testamento (Ovadia 1:20). Desde la época del Imperio Romano, en el siglo II, los judíos han identificado a ese toponímico como Hispania, o la Península Ibérica. Sefarad es el nombre hebreo moderno para España. «Sefardí» significa «de Sefarad», por lo que los judíos descendientes de las familias judías de la Península Ibérica son llamados de esa forma

Conversos a la fuerza

La historia de los judíos en las Américas comienza con el Decreto de la Alhambra, en 1492. Este edicto ordenó la expulsión de los judíos de los reinos de Castilla y Aragón. Estos tenían hasta el 31 de julio para partir, y hasta el 2 de agosto para convertirse al catolicismo. Aquellos que no se marchasen o se convirtiesen serían asesinados. Los judíos que se adoptaron el catolicismo son los llamados «conversos.»

El Decreto de la Alhambra fue emitido durante la llamada Era de las Exploraciones. El príncipe Henrique de Portugal inició este período en 1418 cuando buscaba rutas alternativas para llegar a las Indias. Sus bar-cos exploraron la costa atlántica de África y descubrieron una vía hacia el Océano Índico. Y como la reina Isabel de Castilla y el rey Fernando de Aragón no estaban dispuestos a ceder a Portugal el lucrativo comercio con Oriente, decidieron apoyar a Cristóbal Colón en su empeño por descubrir un pasaje occidental hacia la India.

A las órdenes de Colón

Tal vez por coincidencia, Cristóbal Colón emprendió sus viajes en 1492, el mismo año en que se emitió el Decreto de la Alhambra. Sus financieros eran dos conversos, Luis de Santángel y Gabriel Sánchez, y el rabino Isaac Abarbanel, gerente financiero de la reina Isabel.

Algunos académicos teorizan que Colón esperaba encontrar refugio seguro para los judíos que escapaban de la Inquisición española. Muchas de las personas a bordo de sus barcos eran conversos forzados, como Marco, su cirujano, el maestre Bernal, su médico, y Luis de Torres, su intérprete. Un análisis de su correspondencia ha llevado a algunos eruditos a concluir que Cristóbal Colón fue también descendiente de Israel. En cuanto terminó el período que permitió a los judíos que permanecieron en Castilla y Aragón bautizarse, decidieron zarpar. Los barcos partieron el 3 de agosto de 1492 y tocaron tierra en las Bahamas el 12 de octubre de 1492.

Muchos sefardíes que salieron de España como resultado del Decreto de la Alhambra emigraron a los Países Bajos, Francia, Italia e Inglaterra. Se unieron a expediciones a América como colonos o comerciantes para sus nuevos países.

De Brasil a la Costa Este

Uno de los primeros lugares en que se establecieron estos judíos fue Nueva Holanda, los territorios en Brasil gobernados por los holandeses. Fundaron una comunidad en Recife, en el estado nororiental de Pernambuco. Construyeron allí la primera sinagoga de América en 1646, y la llamaron Kahal Zur Israel.En 1654 los portugueses reconquistaron Brasil a los holandeses, y trajeron consigo la Inquisición. Los neerlandeses se habían asentado previamente en Nueva Ámsterdam en el extremo sur de la isla de Manhattan. Parte de la comunidad judía de Recife huyó a América del Norte, a la sede del gobierno colonial de Nueva Holanda. Peter Stuyvesant, su líder, trató de impedir que los judíos de Recife se establecieran allí. Los directores de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales en Ámsterdam, que financió la colonia, le enviaron una carta informándole que los israelitas eran ciudadanos holandeses y que se quedarían.

En 1656, Abraham de Lucena, Salvador Dandrade y Jacob Coen fueron los primeros judíos que viajaron desde Nueva Ámsterdam a comerciar con los nativos americanos y con los suecos a lo largo del río Delaware. Una pequeña comunidad fue creciendo lentamente allí, y los judíos ya estaban presentes cuando a William Penn se le dio posesión de la tierra que se convirtió en Filadelfia en 1681.

La comunidad judía de Filadelfia se expandió con la afluencia de judíos españoles y portugueses de Inglaterra, Holanda y las Antillas. La tierra para levantar el primer cementerio judío fue comprada en 1740, y la primera congregación judía, nombrada Mikvé Israel, fue organizada en 1745. Cuando estalló la guerra revolucionaria en 1776, muchos patriotas judíos llegaron a Filadelfia desde Nueva York, que había sido capturada por las fuerzas británicas.

El héroe olvidado

El judío más famoso en trasladarse de Nueva York a Filadelfia fue Haym Salomon, un sefardí cuya familia había abandonado España y Portugal en 1492 para escapar de la Inquisición. Vivió en Polonia y Europa Occidental, fue educado en hebreo y hablaba alemán con fluidez, así como varios otros idiomas. En 1795 emigró a Nueva York y fundó un negocio de corretaje para atender a los comerciantes internacionales.

Haym Salomon creía en la Independencia americana y se unió a los Hijos de la Libertad, una sociedad secreta creada para proteger los derechos de los colonos. Ellos acuñaron el lema «Impuestos sin representación». Fue detenido por las fuerzas británicas y obligado a trabajar para el ejército británico como traductor de las tropas mercenarias de Hesse. Aprovechó esta oportunidad para ayudar a los prisioneros del ejército británico a huir de sus captores. Salomon también persuadió a algunas tropas de Hesse a abandonar a los británicos.

En 1778, Haym Salomon escapó a Filadelfia. Reabrió su negocio de corretaje y recaudó dinero para reforzar las operaciones de guerra de Jorge Washington. Él personalmente pagó para que Jaime Madison y Jaime Wilson pudieran participar en el Congreso Continental. Cuando terminó la guerra, ayudó a varios héroes de la revolución americana a reiniciar sus negocios. Haym Salomon nunca fue recompensado por el gobierno de los Estados Unidos por su generosidad y falleció a los 44 años en bancarrota, dejando atrás a su joven familia.

Refranes y pasteles

La comunidad judía de Filadelfia siguió creciendo, absorbiendo aproximadamente 200 mil judíos de Europa del Este a finales del siglo XIX. Los descendientes de los judíos sefardíes, que en ese momento ya eran minoría, seguían hablando español medieval y portugués en casa y con los de su comunidad. Algunos refranes todavía en uso serán fácilmente comprensibles para los modernos hispanoha-blantes. Por ejemplo, «Amóstrate como amigo en la ora mala». Otro consejo popular es: «Antes de que te cases, mira lo que ases». Aunque hoy ya no se habla en los hogares sefardíes, el español medieval sigue siendo la lengua de elección para proverbios, refranes y canciones.

Los sefardíes trajeron con ellos al Nuevo Mundo sus almendras, granadas, aceite de oliva, garbanzos, lentejas, dátiles, uvas y habas. También trajeron sus recetas familiares. Una especialidad del Rosh Hashaná es un pastel de carne llamado pasteliko. Se hace con corteza de trigo y un relleno de carne molida de res o cordero.

El pasteliko es horneado hasta que se vuelve dorado y es la versión judía de las empanadas que se originaron en Galicia, y que aún hoy se comen en España. Muchas iteraciones de esta empanada se han extendido por toda América Latina.

Al final de la cena festiva de Rosh Hashaná, los judíos sefardíes se desean el uno al otro «Anyada Buena, Dulse I Alegre!» «¡Feliz, dulce y buen año nuevo!».