María del Carmen Artigas
En el otoño del 2002, publiqué un ar-tículo en la revista Romance Notes de la Universidad de Carolina del Norte (43, pp.7-41) sobre tres curiosos aspectos de El licenciado Vidriera de Cervantes. Me unía al crítico Anthony van Beysterveldt que, citan-do a Américo Castro, explica que indiscutiblemente la tendencia fundamental de Cer-vantes es: «To conceal his truths, intentions, and opinions. This tendency to hide, disguise, and cover up is a device that many Golden Age authors in Spain have used to criticize in a subtle way the numerous abuses and injustices in the society of their time».
En este artículo añadiré aspectos que me faltaban en el artículo anterior. Estudiaré primero los tres pasajes que analicé con algunos cambios y luego el texto sobre la visita a santuarios marianos, que denotan, según prestigiosos autores, una posibilidad del deseo de Cervantes de unirse espiritualmente a la Shejiná [la presencia de Di-os]. Me doy cuenta que este aspecto puede ocasionar controversias. Por lo tanto los textos que cito serán anotados exactamente como lo escribieron los autores.
1- Dos caballeros en las riveras del Tormes encuentran a Tomás Rodaja y el joven se muestra judío: Uno de los «caballeros estudiantes» le pregunta de dónde era, «A lo cual el muchacho respondió que el nombre de su tierra se le había olvidado….»
Los caballeros le explican que puesto que sabía leer y escribir, no sería por falta de memoria que se le había olvidado el nombre, pero Tomás insiste: «Sea por lo que fuera… que ni el de ella ni el de mis padres sabrá ninguno hasta que yo pueda honrarlos a ellos y a ella». Lo más curioso de esta afirmación es que el muchacho piensa honrar a sus padres con sus estudios y entrar en Salamanca. Lo cual sucede.
Ahora bien ¿cómo sería posible para Tomás entrar en un colegio sin declarar sus antepasa-dos? Los Estatutos de limpieza de sangre de los colegios no permitían que nadie que tuviera an-tepasados «manchados» entrara en estos. Para hacerlo había que declarar el nombre de los padres y el de los abuelos. Los estatutos requerían información sobre el pasado del que aplicaba para garantizar que no era «descendiente de judío, ni de moro, ni de converso, ni de hereje ni de otra secta». Se debía declarar, asimismo, el domicilio de los cuatro abuelos y probar por medio de testigos que la información era cierta. Estos estatutos regían no tan solo en los colegios, sino en las órdenes religiosas, de caballería y hermandades, entre numerosas otras instituciones. En Salamanca se exigió desde su fundación «sangre pura» y numerosas bulas pontificias confirmaron este decreto. Los estatutos estuvieron en vigencia por lo menos hasta después de 1666, pues en el siglo XVII, según Julio Caro Baroja, había colegiales que pensaban que las pruebas de los colegios eran más estrictas que las de las órdenes religiosas. Entonces, lo primero que sorprende al lector es que si Tomás Rodaja no declara el nombre de su tierra y el de sus padres, por lo tanto era una imposibilidad estudiar en Salamanca. Esto presenta una evidente contradicción. En la época de Cervantes los estatutos de «limpieza de sangre» tenían validez y producían no tan solo literatura política, sino religiosa y racial en contra de los judíos.Se podría pensar que Cervantes introdujo esta contradicción por dos motivos: el primero podría ser que deseara poner en duda el origen del joven para aumentar la intención final que es el rechazo de la Corte y su cambio de residencia en Flandes. Por lo tanto, Cervantes niega el valor, o que la honra de la persona, se decidiera por sus antepasados. Este es el leitmotiv de toda su obra. Entonces, en el caso de El Licenciado…, presenta a un joven sin honra, ya que la honra provenía de los progenitores. Los antepasa-dos contribuían a que la persona fuera noble o villana. La nobleza del linaje había apareci-do ya en las Siete Partidas, 7 pero, por ejemplo, mediante Don Quijote, Cervantes expresa: «Al-donza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje importa poco….»
Los judíos no tan solo cambiaban el nombre sino que se mudaban de ciudad en ciudad para ocultarse y comenzar una nueva vida sin prejuicio racial. Isabel la Católica había decretado que se expulsaran los conversos de Salamanca, pero estos se negaron a abandonar las aulas. Según Caro Baroja, los centros de estudios continuaron llenos de conversos. 9El segundo pasaje de interés es cuando Tomás, o el licenciado Vidriera, al creerse de vidrio, pasa frente a una «ropería de Salamanca». Según Rodríguez Puértolas «gente ropera» significaba «gente vil». Su comentario se basa en las Coplas de la panadera:«Su bondad non encobriera/ don Enrique el de Zamora/ por ganar honra a deshora/ los contrarios ofendiera/ mas la gran gente ropera/ que con el fue a desranchar/ fizo, por cierto, quedar/ su persona prisionera», vv. 150-157. Probablemente ropera –ropería, ropero– tuviera el mismo significado que presenta el poeta Álvarez Gato cuando explica: «Antón de Mon-tero se sirve del “ropero y converso” para sus argumentos en pro de la igualdad y la justicia». Entonces, la ropera o la mujer del ropero, que observa al licenciado Vidriera, se siente dolorida al ver la situación en la que esta se encuentra: «…Le dijo la ropera: «En mi ánima, señor licenciado que me pesa de su desgracia. Pero ¿qué haré que no puedo llorar?»»El Licenciado le responde con unas curiosas palabras:“Filiae Hierusalem, plorate su per vos et super filios vestros”».
Cervantes se vale del pasaje evangélico (Lucas 23, 28-30) para la respuesta del Licenciado. Jesús les dice a las mujeres en el camino del Gólgota: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque días ven drán en que se dirá: “Dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron”. Entonces dirán a los montes: “Caed sobre nosotros, y a los colla-dos: Ocultadnos…”». Cervantes añade que «Entendió el marido de la ropera la malicia del dicho, y díjole: “Hermano licenciado Vidriera… más tenéis de bellaco que de loco”».El marido de la mujer considera las palabras una malicia, pues da a entender que su mujer era judía, ya que ser sastre era una de las profesiones de los israelitas y el esposo se siente ofendido, ya que descubre el linaje de la mujer.En este pasaje Cervantes declara abiertamente el sufrimiento del converso, pues el Licenciado se apiada de estos y le pide a la rope-ra que llore por los judíos, o sea por su hijos. Nótese que el texto evangélico incluye un tristísimo presentimiento y el vocablo «ocultar». El tercer pasaje es curioso, pues parecería implicar una afirmación en la fe mosaica. Lo anoto en su totalidad para que se pueda apreciar el significado con claridad: el Licenciado «estando a la puerta de una iglesia, vio que entraba en ella un labrador, de los que siempre blasonan de cristianos viejos, y detrás del venía uno que no estaba en tan buena opinión como el primero, y el Licenciado dio grandes voces al labrador, diciendo: “Esperad, Domingo, a que pase el sábado”». El editor escribió «Domingo» con mayúscula como si fuera el nombre de una persona y «sábado» con minúscula. Sin embargo, podría o no podría ser una referencia a una persona. No hay indicación en el texto de que el Licenciado conociera a esta persona. Cervantes explica que uno de los personajes era «cristiano viejo» y «labrador» y que el otro no era de «tan buena opinión como el primero», es decir que no era cristiano viejo. Por otro lado, el «esperad, Domingo» puede significar que el día domingo debe esperar.Entonces el Licenciado le pide al domingo que no entre a la iglesia y que espere, pues el sábado todavía no ha pasado o no ha llegado. El domingo es la celebración cristiana y todavía no se puede celebrar porque es sábado o la fiesta de los judíos. Por lo tanto, el sábado está en vigencia. El Mesías no ha llegado, según parece indicar el texto.Para los judíos el Shabat es un día sagrado. Los teólogos de los Responsa expresaron que si los judíos observaran dos Shabats a la semana, la redención mesiánica se completaría rápidamente. Entonces, Cervantes, por medio del Licenciado, afirma que el Mesías no ha llegado. Esto coincide con lo que sucedía en ese momento en la Península. Caro Baroja explica que a principios del siglo XVII se publicaron numerosos libros para demostrar que las profecías mesiánicas estaban cumplidas. Cervantes, probable-mente, deseaba contradecir la opinión reinante.
La cuarta parte de este estudio son los viajes de Tomás. Antes de entrar en Salamanca, To-más Rodaja viaja como soldado por el mundo y lleva con él «Unas horas de Nuestra Señora…» o sea el oficio parvo de la Virgen. Oraciones que se recitan en honor a María varias veces al día.Esta parte de las visitas a santuarios ma-rianos me fue difícil unir con las declaraciones de Tomás en los primeros pasajes.Cervantes anota refiriéndose a Roma: «Vi-sitó sus templos, adoró sus reliquias y admiró su grandeza (…) Y habiendo andado la esta-ción de las Siete Iglesias y confesándose con un penitenciario y besado el pie de su santi-dad, lleno de agnus dei y cuentas, determinó irse a Nápoles… y de allí fue a Nuestra Señora de Loreto…»La doctora María Esther Silverman de Cywiner, profesora emérita de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, me hizo notar el pasaje de la capilla de Loreto, porque según la tradición desde épocas medievales, la casa en donde ocurrió la Anunciación fue enviada de Jerusalén a Loreto para preservarla.Cervantes anota que el Licenciado «vio el mismo aposento y estancia donde se relató la más alta embajada y de más importancia que vieron y no entendieron todos los cielos, y todos los ángeles, y todos los moradores de las moradas sempiternas».Este pasaje tiene varios puntos de interés.El Profesor Arthur Green acierta (en pie de página, nota 74), que el término Shejiná en las fuentes mandaneas hace referencia a una morada, en ocasiones a una choza santificada, o ritual donde se llevan a cabo las ceremonias.Añade, sin embargo, que no tiene ninguna conexión con la Cábala.Cervantes explica que las paredes estaban llenas de «muletas, mortajas, de cadenas, de grillos, de esposas…». Si bien es cierto que Cervantes menciona «cabellos, pinturas y retablos», es difícil creer que la capilla estaba llena de «grillos y cadenas».Tres escritores de prestigio universal me ayudaron a comprender los viajes de Tomás por los santuarios marianos y el motivo por el cual llevaba las Horas de Nuestra Señora, o el oficio que los católicos rezan diariamente a diferentes horas en honor a María.El profesor Edgar Morín en el prólogo de Los judíos de España, anota lo siguiente: «Incluso no parece imposible que, de acuerdo con la tesis de Dominique Aubier, algunos cabalistas hubieran camuflado, bajo la adoración de la Virgen, su culto a la Shejiná, sustancia femenina de la Divinidad, según la Kabalá. Tampoco parece imposible que el Don Quijote de Cervantes traduzca no solamente la nostalgia de la desaparecida caballería, sino también la imposible búsqueda de la Shejiná, perdida en el degradado mundo del exilio». 21Asimismo, el prestigioso profesor Arthur Green en el artículo La Shejiná, la Virgen María y el Cantar de los cantares menciona: «Scholem considera el resurgimiento de la hembra divina en el corazón del judaísmo medieval como una irrupción, como algo inesperado, para los que articularon dichos símbolos por vez primera. Quisiera sugerir otra explicación que creo que por un lado resulta más sencilla y por el otro toma más en consideración el contexto cultural amplio de este cambio. La figura femenina de la Shejiná podría verse como una respuesta judía al gran resurgimien-to popular dela piedad mariana en la Iglesia occidental del siglo XII. El resurgimiento de una figura de ese tipo representa un interesante “encuentro” de ciertas necesidades in-ternas judías de orden espiritual –psicológicas con la disponibilidad de una figura paralela en la cultura del entorno».Asimismo añade: «Najmánides se opuso fuertemente a Maimónides y a toda la tradición filosófica insistiendo en que la Shejiná no podía ser separada de la Divinidad».Asimismo anota que como María sirve de intercesora en el catolicismo en la plegaria… Los marranos vieron similitud con el papel de la Shejiná de la Cábala. La Shejiná, explica, es conducto de la gracia Divina…. Sobre las Horas… hay que notar que los judíos llevaban un simbolismo consigo para protección de un viaje.Los editores de la Historia social de la literatu-ra española han señalado que en Cervantes «se perfila una crítica consistente y coherente de los poderes eclesiásticos y militares en la sociedad teocrático-imperial». Al mismo tiempo, si se estudia los pasajes que hacen referencia a los judíos en la obra cervantina la aprecia-ción la realidad versus la apariencia descubre el propósito del autor y su realidad íntima. Por lo tanto, pienso que por medio de Tomás Rodaja –o el Licenciado– Cervantes presenta sus pro-pias opiniones de la única manera que podía hacerlo, con el lenguaje conjetural.