NMI / Fotos: José Esparragoza
El 15 de octubre, en la Sinagoga Tiféret Israel del Este, la Asociación Israelita de Venezuela ofreció un sentido homenaje de despedida al rabino Samuel Garzón y al moré Moisés Wahnón, quienes parten a nuevos destinos.
El acto contó con Denny Cohén como maestro de ceremonias, quien expresó: «Nos hemos reunido para agasajar a dos personas muy queridas que decidieron dar otro rumbo a sus vidas, personas que han servido a la comunidad, dedicadas a las labores que les fue-ron encomendadas y mucho más, con mística y dedicación, con lo cual han hecho posible que la junta directiva de la AIV realice con éxito sus metas, por lo cual reciben todo nuestro agradecimiento y el de la comunidad».
Por decisión unánime de la junta directiva de la AIV, se concedió a ambos homenajeados una placa especial y el Botón de Oro, máximo reconocimiento que otorga la institución.
A continuación se resumen las intervenciones de este homenaje que contó con un público multitudinario.
Isaac Cohén, rabino principal de la AIV
Durante los últimos cinco años, trabajé junto al rabino Samuel Garzón más de ocho horas diarias. Si debo definir con una sola palabra sus múltiples virtudes, diré que es un hombre de acción: le gusta hacer todo “para ya”, de corazón, con orgullo y amor por la AIV. Ade-más hay que destacar su humildad: si le surgían dudas en su trabajo, preguntaba e investigaba. Tiene un estilo de trabajar muy peculiar, caracterizado por la tranquilidad y la paciencia. Samuel deja un vacío en la AIV, pues entre otras cosas encabezó el trabajo delkashrut.
»Por su parte, Moisés Wahnón estuvo 28 años con nosotros, y su voz como jazán nos deleitó siempre. Ambos adquirieron jojmá, sabiduría, la experiencia necesaria para trabajar y trasmitir sus conocimientos en cualquier lugar. Como siempre he dicho, esta es una comunidad única, y además exporta valores, personal y rabinos a otras comunidades.
»También debo mencionar el excelente trabajo de sus esposas, Carolina Garzón, coordinadora del bachillerato en el Colegio Sinai, y Esther Wahnón, morá en el mismo colegio. No se puede olvidar, como dicen, que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.
»Esta semana leímos la parasháBereshit, “En el principio”. Esto resulta muy apropiado para Samuel Garzón y Moisés Wahnón, quienes ahora darán un nuevo comienzo a sus vidas».
Daniel Benhamou, presidente de la AIV
«Hasta ahora, en la AIV hemos estado acostumbrados a las bienvenidas, no a las despedidas. Esto es novedoso; pero, es un efecto de la situación del país en todos nosotros. A pesar de ello, nos esforzamos por cumplir nuestro deber de mantener los más altos estándares en los servicios comunitarios.
»Moisés Wahnón estuvo con nosotros durante veintiocho años; es un jazán de voz privilegiada, y también trabajó en la supervisión del kashrut.
»Samuel Garzón fue mi compañero de promoción, como otros que me acompañan en la junta directiva que tengo el honor de presidir. Es un orgullo de la kehilá, una persona disciplinada, metódica y responsable. En todas las áreas que tocó dejó su huella de profesionalismo y mística de trabajo».
Rabino Samuel Garzón
«En este momento tengo sentimientos encontrados: siento que la mano de Hashem guía esta decisión, lo que me da optimismo, ímpetu y ganas de emprender. Pero, también es un momento de reflexión y nostalgia por todo lo que debo a esta maravillosa comunidad.
»Mi padre, Moisés Garzón, y mi madre, Alegría Barchilón, me inculcaron que hay que trabajar incondicionalmente para la comunidad. Este es un mundo al revés: yo debería ofrecer un homenaje a la kehilá, porque lo que me ha dado multiplica lo que yo haya podido darle. Me brindó estudios en Israel, mi especialización, y la posibilidad de representar a la comunidad ante entes gubernamentales. Desde el principio rogué que me dieran un lugar en el SEC; trabajar con los muchachos fue maravilloso, coseché frutos hermosos que atesoro.
»Que Hakadosh Baruj Hu les dé también a ustedes muchas cosechas espirituales».
Moré Moisés Wahnón
«No me gustan las despedidas, pues me pongo muy sentimental. Hoy, después de veintiocho años en esta querida institución, termina una gran etapa de mi vida, quizá la más hermosa, de la cual puedo decir con todo el corazón que la desempeñé mi-lev uminéfesh, con esmero y dedicación. Ahora mi familia y yo nos encaminamos a otro país para una shlijutdiferente, pero con el mismo objetivo: seguir sirviendo a Hashem con simjá (alegría), y a su pueblo AmIsrael. No es casualidad que estaremos dejando este queri-do y amado país en la semana de la parashá Lej-Lejá, que comienza con las palabras “Vete de tu tierra”.
»Me embarga una gran emoción al ver y sentir el cariño de todos ustedes, y por ello quiero pronunciar tan solo una palabra: gra-cias, ya que ustedes fueron mi inspiración, y me motivaron a estudiar para poder trasmitir-les las enseñanzas de nuestra Torá Hakedoshá. Llevo el rostro de cada uno de ustedes dibuja-do en mi corazón para siempre».